El título de este follodrama no deja lugar a la sorpresa, pero quiero explicarlo bien para que entendáis que la vida te puede dejar loca del coño a diario. Obviamente esto sucede todo prepandemia.

Me dispongo a salir de casa con mis amigas y voy vestida para matar. Necesito un rabo y no me ando con chiquitas, lo he comunicado en el grupo de whatsapp y tras muchos vítores y apoyo sé que esa va a ser mi gran noche.

Llego al garito y mis amigas me gritan GUARRAAAAAA nada más entrar. Un grupo de 6 chicos nos miran horrorizados y uno de ellos me sonríe.

AHÁ, MI GRAN NOCHE EMPIEZA PRONTO.

Es mono. No es nada de mi rollo pero decido que esa noche las prioridades son las que son: empotramiento maximus.

Voy a mi mesa con el resto de locas y empieza nuestra noche. Chupitos, cocktails, que si ahora suena Rosalía y me vengo arriba. Que si ahora me ponen a Bad Bunny y me vengo más arriba. Estoy perreando tan abajo y tango el autoestima tan arriba que nada ni nadie me va a impedir que esa noche sea lo mejor que me pasa en 5 meses de soltería.

Porque sí, le sigo echando de menos pero ya estoy en la fase pendón y solo quiero follar mucho.

Mi amigo el «mono pero que no es de mi estilo» se levanta y se dirige hacia mí, me rodea la cintura con sus manos y me pego a su cebolleta. Le perreo lo máximo y se la empiezo a notar más dura que unas nueces garrapiñadas. Estamos así dos horas, cerdísimos los dos y sobándonos lo más grande.

Me hace un dedo en medio del garito (no lo tiene complicado porque el vestido que llevo se lo pone fácil) y yo siento que voy a explotar. Me deja a medias y me dice que vayamos a su coche. Y allá que voy yo.

Me despido de mis amigas, me dan las buenas noches, me jalean de nuevo GUARRAAAAA y solo les falta sacarme a hombros como a Jesulín de Ubrique.

Llegamos al coche que resulta ser una furgo, BINGO. Nos ponemos cómodos en la parte de atrás, mi ligue me come el coño como nadie y una vez he acabado y sigo cachonda me pide que le coma un poco el rabo. Estoy en el tema y una vez noto que eso va a explotar como el géiser de Ginebra me dice que pare, gritando.

Paro, le miro y el cabronazo controla su corrida como un campeón. Pienso que quiere alargar el tema pero lo que a continuación sucede me deja en shock permanente.

Se la empieza a cascar muy lento, y le empieza a salir un poco de semen de la punta (amigas, siempre chispea antes de ponerse a llover). Se le queda en el bajo vientre y ni corto ni perezoso me dice:

Quiero que esnifes mi corrida, quiero llenarte el cerebro de lefa.

Tardo un minuto en reaccionar. Me subo las bragas, me salgo de la furgo y me vuelvo al garito mientras escucho al tipo gritarme GUARRAAAAA. Y no, el efecto no es el mismo que cuando lo gritan mis amigas, así que retrocedo, abro la puerta de la furgo y le tiro encima lo que me quedaba de cubata al grito de:

ESNÍFATE ESO, GUARROOOO.

Soltera.

 

Envía tus historias a [email protected]