Follodrama: Le dije que tenía mucha experiencia y acabó en el médico de urgencia

 

Esta tarde he llegado a casa y, nada más abrir la puerta, me he encontrado a mi hijo adolescente enrollándose con una chica en su cuarto.

Su habitación queda justo enfrente de la puerta de entrada y no tuvieron la precaución de cerrar la suya.

La culpa fue mía por volver antes del trabajo sin avisar, supongo.

Pero bueno, al menos tenían parte de la ropa todavía puesta. Voy a pensar que lo que me ha dicho el chaval de que solo se besan y toquetean es verdad.

Y asumir que es ley de vida y que más pronto que tarde van a pasar a mayores.

Follodrama: Le dije que tenía mucha experiencia y acabó en el médico de urgencia

Ah, y avisar cuando vaya a llegar antes a casa. Que una cosa es saber que mi hijo es sexualmente activo, y otra muy distinta verlo con mis propios ojos.

En fin, que lo que os quería contar no era eso.

Lo que ha pasado es que con todo el lío este me he acordado de un suceso ocurrido durante mis inicios en el mundo del sexo.

Mi despertar sexual fue bastante tardío.

De niña yo era muy cándida e inocente. Mi cuerpo tardó mucho en desarrollar, como si estuviese en sintonía con mi mente infantil, y no tuve un verdadero interés erótico festivo en los chicos hasta los veinte.

Lo malo era que, conforme pasaba el tiempo, más difícil se me hacía buscar intimidad con los chavales, pues me daba mucho corte que percibiesen mi total inexperiencia.

Follodrama: Le dije que tenía mucha experiencia y acabó en el médico de urgencia

A los veintidós me cambié de carrera y me fui a estudiar a otra ciudad.

Allí nadie me conocía. Ninguno de los chicos de la facultad me conocían. De modo que decidí que había llegado la hora de chuscar para mí. Porque me apetecía un montón y porque había un compañero que me gustaba muchísimo y al que parecía que yo también le había entrado por el ojo.

Para mi fortuna fue él quien se lanzó y me invitó a una fiesta un jueves. Y a un botellón otro día, luego otro a tomar algo después de clase. Esas cosas.

Total, que como no tenía ni idea de cómo iniciar el cortejo, me dio por tirarme del moco y hacerme la dura. Empecé la tarde en que, muerta de pánico y en un acto reflejo, le hice la cobra cuando vi que me iba a besar. Y después me fui enjardinando de tal forma que ya no sabía cómo pararlo.

Follodrama: Le dije que tenía mucha experiencia y acabó en el médico de urgencia

Así que empezamos a practicar sexo oral. En el sentido de que no parábamos de hablar de sexo porque, no sé en qué momento, se nos dio por ponernos pruebas o metas tontas que ir pasando para intentar sumar puntos para el premio. Y el premio era una noche de pasión animal.

Yo le había dejado caer que era una fiera en la cama, él a mí que era una especie de orgasmatrón humano. No le creí, pero me valía porque más que yo sabía seguro.

Llevábamos como un par de meses tensando la cuerda cuando me invitó a su casa para darme lo mío.

Llegó el día y yo estaba tan nerviosa que vomité y todo mientras me vestía.

No nos habíamos dado ni un beso. Seguro que el chaval notaba que solo me habían besado una vez, tres años atrás y jugando a la botella.

Aquella movida que nos traíamos había sido una mierda y de las gordas.

Pero no había vuelta atrás.

Nada más llegar empezamos a comernos la boca y él no se paró, con lo que entendí que tan mal no lo debía de estar haciendo.

Nos tiramos en su cama, empezó a quitarme ropa, a quitarse la suya y yo estaba como desconectada de mi cuerpo porque estaba más cagada que excitada.

Follodrama: Le dije que tenía mucha experiencia y acabó en el médico de urgencia

De pronto estábamos los dos en bolas, me metió una mano en la entrepierna y yo sentí que aún no estaba preparada, así que, para ganar tiempo, se me ocurrió agarrarle el pene y ponerme a trabajar con él. ¿Por qué? Porque en una de nuestras conversaciones subidas de tono le había dicho que hacía unas manolas espectaculares.

Él debió de acordarse, sonrió y se estiró en la cama, todo dispuesto a dejarse hacer.

Follodrama: Le dije que tenía mucha experiencia y acabó en el médico de urgencia

Ahí estaba yo, desnuda, cohibida, acojonada y más perdida que un pedo en un jacuzzi.

Venga arriba, venga abajo. ¿Aprieto más? ¿Hago rosca? ¿Debería bajar del todo la piel?

Estaba tan concentrada que ni miraba para él. Tampoco es que me atreviese a comprobar si tenía cara de gusto o no.

Y, de repente, noto como un tirón raro y él pega un grito desgarrador que aún ahora me parece estar escuchándolo al recordarlo.

Follodrama: Le dije que tenía mucha experiencia y acabó en el médico de urgencia

Porque le dije que tenía experiencia… y lo mandé al médico de urgencia.

Al ambulatorio que nos fuimos después de que el pobre se pasar sus buenos quince minutos encogido en posición fetal, cubriéndose el pene con las dos manos y llorando. ¡Le había hecho hasta llorar de dolor!

En el parte de urgencias el jocoso del doctor que le atendió puso algo así como ‘hematoma y desgarro causados por mala manipulación del glande’.

Lo sé porque, una vez se le pasó el dolor y le aseguraron que su querido pito volvería a ser perfectamente funcional, le conté la verdad, me perdonó por haber puesto en riesgo el órgano más vital de su cuerpo, y nos echamos unas buenas risas.

Y durante los dos años que estuvimos juntos, me enseñó todo lo que sé sobre sexo.

Luego nos casamos y aún ahora seguimos aprendiendo cositas de vez en cuando.

 

Anónimo

 

 

Envíanos tus Follodramas a [email protected]

 

Imagen destacada de Dainis Graveris en Pexels