DE CUANDO INTENTARON QUE DEJASE DE SER UNA CHICA BUENA

 

No tengo mucha experiencia o cosas que contar en lo que a follodramas se refiere, pero creo que este es digno de mención.

Mis compis del trabajo decidieron salir a última hora salir esa noche, y como aquí una se apunta a un bombardeo, allá que nos fuimos todos.

Estábamos en un bar cutrecillo, de los pocos que hay en donde vivo que no cobran entrada el sábado por la noche, y que no cobran sueldo y medio por una cerveza. Pues ahí nos quedamos, pensando en ponernos como piojos.

En esas estaba, pidiendo en la barra la tercera o la cuarta cerveza (ya ni me acuerdo), cuando alguien me susurró al oído ¿eres una chica buena?

Tardé un minuto en saber que responder, no sabía a cuento de qué venía esa cutrez de frase. El chico señaló mi ropa, y volvió a repetirme ¿eres una chica buena? 

Ahí ya entendí. Me había vestido con una mini falda skater negra, una camisa blanca y una corbata. Para rematar, llevaba puestos calcetines altos y botas militares. Un lookazo que si me ve Avril Lavigne en sus años mozos me pone de portada en su disco. No sé por qué, pero ese estilo de ropa me encanta. Soy feliz cada vez que esas faldas (negras o de cuadros, me da igual), vuelven a ponerse de moda porque puedo renovar armario.

Miré al tipo en cuestión y, no se si por las cervezas o por la sequía que llevaba, pero con solo un vistazo mi pepitilla ya estaba dando palmas de alegría, así que, por supuesto, le seguí el juego.

No tardamos mucho en despedirnos de nuestros respectivos grupos y marcharnos como alma que lleva el diablo en busca de la cama más cercana.

Llegamos a su apartamento (no sin antes avisar a mi amiga de dónde estaba y con quién, ¡seguridad ante todo gente!) y empezaron los juegos artificiales.

La verdad es que el chico era muy bueno en lo que al ñaca-ñaca se refiere, así que simplemente me dejé llevar y fuimos rebotando de pared en pared hasta llegar a su habitación.

Llevábamos un buen rato ya dándole al mambo, cuando de repente paró en seco, se fue de la cama, y no volvió hasta buenos cinco minutos después.

De todo se me pasó por la cabeza. Que tenía una novia escondida en otro cuarto que iba a unirse a la fiesta, que me iba a sacar algún juguetito para que usáramos, ¡hasta pensé que me iba a proponer que saliéramos a hacerlo al balcón para que nos vieran los vecinos! Pero no. 

Lo que me sacó fue una bolsita de éxtasis, y me dijo “Antes me has dicho que eras una chica buena, ¿me preguntaba si querías cambiar esa situación?”

A ver alma de cántaro, son las 5 de la mañana, hace cinco minutos tenías tu lengua metida hasta casi mis intestinos, y yo no me acordaba ni de mi nombre… ¿ahora me sales con esto?

Debió de notar el no en mi cara, puesto que en menos que canta un gallo había guardado todo y se puso a lamerme otra vez con tal pasión que en cero coma estaba yo ya mojada hasta las orejas otra vez.

El tío de verdad, follaba muy muy bien, así que no me costó demasiado obviar el incidente, terminar la faena, e irme de allí prontito por la mañana para contarle todo corriendo a mi mejor amiga.

Andrea.