Antes de empezar a leer quiero que sepáis, niños y niñas del mundo, que cuando mezclas vino con Tinder salen cosas horrorosas como este follodrama…

Era un sábado de estos en los que hace mucho frío como para salir de casa, pero te aburres un montón, así que encendí la dichosa aplicación. Me apetecía un subidón de ego, conocer a alguien interesante o algo de vidilla más allá de la última temporada de Anatomía de Grey.

Mientras me bebía mi copita de vino blanco vi a varios chiquines que me llamaron la atención, así que les di like. Casualidades de la vida sólo hice match con dos, y ambos se llamaban Pedro (nombre falso porque soy una señora y respeto la intimidad de los maromos).

Empecé a hablar con Pedro 1 y me pareció fantástico, pero con Pedro 2 me entraron los siete males. Noté que era un tío un poco agobiante. Si tardaba en contestar se indignaba porque pensaba que estaba pasando de él, pero cuando hablábamos tampoco me daba mucha conversación. Total, que decidí que lo mejor que podía hacer era ignorarle a tope.

El caso es que dejé el móvil de lado y seguí bebiendo. ¿Veis la historia de los 3 Cerditos cuando el lobo sopló, sopló y las casas derribó? Pues yo bebí y bebí y en un lío me metí.

Estaba cachonda perdida y me apetecía echar un polvete, así que volví a encender el Tinder y escribí a Pedro 1, o eso creía yo, porque resulta que invité a Pedro 2 a mi casa. También os digo que en ese momento me habría dado igual que viniese Juan, Luis, Pablo o Javier, porque lo que yo quería es un tío que me diese calor y me follase en condiciones, pero el karma me castigó por mi lujuria.

El chico me siguió el rollo y a la media hora o así llegó a mi casa con su mochilita a cuestas tipo Pocholo. Entre la borrachera y que tampoco me suelo quedar con las caras, no me di cuenta de que era Pedro 2, así que hablamos más bien poco y nos empezamos a enrollar.

Pasamos a mi habitación y cuando estábamos a punto de darle al follisqueo el chiquillo tuvo un gatillazo. Un gatillazo no es el fin del mundo, me parece algo de lo más normal que le puede pasar a cualquiera y no le di importancia, pero él sí. En vez de comerme el coño o besarme o quitarle hierro a un asunto tan tonto, parece ser que su orgullo se hirió y empezó a culparme por el gatillazo.

“Verás, es que bueno… Estás un poco más gorda de lo que parece en las fotos y bueno… Pues pasa lo que pasa.”

POS OK.

Total, que como no me apetecía discutir le dije que me iba a dormir y me preguntó si él se podía quedar a dormir conmigo. Estaba tan falta de cariño que le dije que sí (sí, lo sé, soy tonta, pero de los errores se aprende).

El caso es que cuando llevaba un rato durmiendo empiezo a notar que se mueve mucho la cama… Me despierto con una borrachera del copón con toda la habitación girando, miro a mi lado y me encuentro a Pedro 2 haciéndose una paja con una vagina en lata. No os imagináis la cara que se me quedó. ¿QUIÉN COÑO LLEVA UNA VAGINA EN LATA A CASA DE UN POSIBLE LIGUE? ¿QUÉ MÁS HABRÍA EN ESA MOCHILA? ¿QUÉ PROBLEMA TENÍA ESTE CHICO?

Demasiadas preguntas, pero tampoco me paré a hacérselas a él porque se me hincharon los ovarios y le invité amablemente a pirarse de mi casa.  

 

Anónimo

 

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