Ligar en Londres siendo española es igual de rollo que ligar en España siendo española, las personas son igual de idiotas y los tíos sudan de tu cara lo mismito; así que cuando conocí a Andrew y vi que era todo un «gentleman» la cosa se puso interesante.

Tuvimos varias citas pero el chico era bastante cortadete, así que me armé de paciencia porque me gustaba de verdad y me apetecía ver qué tal funcionábamos en la cama. Fuimos al cine, a un par de expos y en la quinta cita me invitó a cenar a su casa. La verdad es que lo interpreté como una señal inequívoca de acabar desnudos, sudando y gritando, por eso me puse mis mejores galas y me preparé para la ocasión.

Nada más llegar Andrew abrió la puerta, me dio una copa de vino tinto y se fue a dejar mis cosas a su habitación. Estaba muerta de sed y el vino delicioso, así que me duró un telediario. El chico era un anfitrión de 10 y me servía bebida cada vez que veía que me quedaba seca, se lo agradecí y nos pusimos a cenar. Preparó pollo al curry y una ensalada, estaba todo increíble hasta que llegó el postre que me hizo soñar. Una carrot cake que quitaba el sentido.

Estábamos en el sofá escuchando música y empecé a notar la barriga rara. Hacía un ruido que mutó a retorcijones y empecé a acojonarme de verdad. NO PUEDE SER, ME CAGO.

Le pedí a mi cita que me indicase dónde estaba el baño, y él me dijo que no podía ir porque estaba roto. Justo antes de llegar su compi de piso le había dicho que estaba embozado y tenía que llegar el fontanero al día siguiente. Mis ganas de llorar fueron creciendo y le insistí en que me dejase ir, y tuve que decirle que me iba  a cagar encima. Él, con cara de apuro, dijo que iba a ser peor y pasó, me cagué encima y delante de mi cita.

Andrew fue muy comprensivo, me dijo que no me preocupase, que me dejaba un chandal o ropa para poder irme a casa, que si quería podía ducharme y así mientras me lavaría la ropa. No sé si fue la vergüenza o el shock de lo que había pasado, pero acepté. Me desvestí en el baño, dejé la ropa en un rincón y empecé a ducharme. Acabé, me puse su ropa y al salir me di cuenta que no estaba mi ropa sucia y cagada en el suelo. Salí del baño y allí estaba Andrew, con mis pantalones cagados en la mano oliéndolos.

Sí chicas, me puso laxante en la comida y me dijo que el baño estaba estropeado solo para ver cómo me cagaba encima y así él luego poder oler mi ropa o vete a saber qué más.

Cagarrinas.