Hay un momento en la vida de una mujer en la que debe reconocer cuando le están saliendo telarañas en el chumi de no usarlo. Y yo empezaba ya a tejer mantillas para Semana Santa, así que haciendo consejo de una buena amiga me bajé Tinder para darme alegría macarena.

De esto que conozco a un moreno alto, con una sonrisa perfecta para ponerme mirando pa cuenca, un culo para partir nueces de dos en dos y unas manos que como todo lo tuviera tan grande iba a ir a ponerle velas a la virgen de la macarena todo el verano.

El semental trabajaba en una exposición permanente de muebles – vale, no era tan sexy como salvando a niños en México pero podíamos trabajar con ellos. Y visto lo visto, si la cosa salía bien, ya tenía quien me amueblara la casa. 2×1, mi tú que majo.

Llega el día de la cita, me pide que lo recoja en el curro porque no se ha traído el coche y yo ya llevo toda la tarde mentalizada y sabiendo que lo primero que le voy a decir es fóllame en el armario hasta que lleguemos a Narnia.

Casualidades de la vida me llama mi querida hermana y me dice que necesita urgentemente que recoja a mi  adorable sobrina de cuatro años y me quede con ella toda la tarde, que se le ha alargado el curro y que no tiene dónde dejarla. Yo como buena samaritana me resigno a que hoy lo más que se van a abrir mis piernas van a ser para mear y paso del plan vas a volverte a tu casa en silla de ruedas al ¿oye, te importa que se venga mi sobrina pequeña y nos tomemos una coca-cola?

Total, que allá vamos, la niña con su muñeca de Peppa pig, yo con unas ganas de fornicio que no me cabían en las bragas. Mi futuro empotrador está terminando con unos clientes y me mira de arriba a abajo y yo me relamo del gusto.

De eso que dejo a la niña corretear por ahí y se me acerca el maromo. Nos damos dos besos y charlamos durante CINCO MINUTOS. CINCO MALDITOS MINUTOS QUE DEJÉ A LA NIÑA DEL DEMONIO SOLA.

Pues la niña había decidido que el váter de la zona de baño de la exposición era un buen lugar para soltar EL ZURULLO MÁS GRANDE QUE HE VISTO EN MI VIDA. Entendedme, eso era el Titanic de la mierda. El Empire State de las cagadas, el Burj Khalifa de los cagarrones.

Yo miraba a la mierda y la mierda me miraba a mi. Y mi sobrina ahí, con todas las dignidades al aire. Ni cabe decir que hice un hasta luego Maricarmen y no lo volví a ver.

Anónimo