Me da vergüenza contar esta historia, pero es que es digna de publicar en WeLoversize como buena gordibuena que soy.

Esto sucedió hace varios años, cuando con veintitantos me sumergí en el loco mundo de Tinder. De entre todas las citas desastrosas que tuve, saqué algún follamigo habitual y Gonzalo fue uno de ellos. Nuestras kedadas se basaban en ir a su casa y follar como conejos. Esa es la realidad.

Él vivía en un piso compartido con un colega pero que siempre se iba al pueblo, así que era como estar solos. Los muebles del piso eran de estos baratos de Ikea que el casero pone para salir del paso. Lo comento porque esto es importante.

En una de nuestras follokedadas se nos fue un poco de las manos. Pegamos unos brincos locos, y eso sumado a que yo peso 95kg, pues la cutre cama de 80€ de Ikea dijo BYE y se fue al suelo con nosotros encima.

Hasta aquí pues bueno, gracioso pero sin más. No es la primera cama del mundo que se rompe por un buen polvo. Se le partieron dos patas, así que tampoco era un drama inmenso.

Sin embargo yo noté que ese día Gonzalo se despidió de forma diferente. Fue menos cariñoso de lo habitual, y yo ya empecé a sospechar.

Efectivamente, tras partir la cama se marcó un ghosting de campeonato. Y mira que llevábamos meses quedando, pero le dio igual y sencillamente desapareció.

Acostumbrada a estas jugadas eliminé su número y seguí con mi vida. Me dio pena perder un buen amante, pero a estas alturas si te atreves a jugar en Tinder sabes a lo que te atienes. Te pueden reemplazar en cualquier momento y así lo asumí.

Lo que no esperaba ni de lejos era recibir un mensaje pasados casi dos meses. Como os digo yo ya no tenía guardado el número así que al principio no entendí nada cuando leí:

  • Hola, perdona por haber tardado, pero este es mi número de cuenta. Aquí tienes la foto de la factura de lo que ha costado la cama nueva. Puedes ingresarme la mitad. Gracias.

 

Sí amigas, reapareció de su ghosting para pedirme dinero. Y a lo mejor os parezco una rata, pero hice un pantallazo para enviar a mis amigas y procedí a bloquear y eliminar.

Si a lo mejor me hubiera venido de buenas en su momento, igual hasta mi parte buenaza le habría echado una mano con la pasta para la cama nueva que como buena gorda ayudé a romper. ¿Pero después de dejarme dos meses en visto y no darme explicaciones? Venga chiqui, hasta lueguito. Que vaya bien.

 

Gina R.

 

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