La puerta de atrás, o lo que es lo mismo: el sexo anal; es uno de los temas que más morbo y furor causa entre los hombres, pero más rechazo suele producir en mujeres. Una práctica no tan discutida en la Antigua Grecia a como lo está hoy en día.

¿Qué puede haber cambiado en todo este tiempo? ¿Será que es en efecto, una experiencia desagradable? ¿O por el contrario hemos perdido de vista una ancestral forma de placer y exploración de nuestra tan perfecta anatomía?

Acompañadme en esta aventura personal de reflexión y mucha, pero que mucha introspección:

Podría decirse que la chispa de mi curiosidad nació estando con mi ex. Él era consciente de la existencia y disponibilidad de aquella vía alternativa; mientras que mi irrebatible respuesta era “mira hazme lo que quieras, pero por el culo no”.

Después me dejó. Pero paradójicamente, me entregué a una vida de Hedonismo y desenfreno sexual; deshaciéndome de muchos prejuicios. Llegando al punto en el que no me importaba que traspasaran la puerta de atrás sigilosamente, con la ayuda de algún dedillo colaborador de forma ocasional, pero no contaba con un fiel compañero de placer, en quien depositar mi confianza e inocencia rectal. La curiosidad ardía dentro de mí con más fuerza que nunca, los videos de YouTube sobre “iniciación en el sexo anal” se sucedían sin parar sobre mi pantalla.

Por vicisitudes del destino, mis compañeros de piso tenían un pedido de juguetes sexuales listo para lanzar. Y como no es lo mismo contarlo que vivirlo, me uní a ellos.

Escogí un plug anal especialmente indicado para principiantes, de un discreto color negro, agradable textura, ergonómico y con buenas puntuaciones. Y como más vale prevenir que curar, añadí al carrito el relajante anal “Analys me” (más por la fantasía de nombre que por mi salud, seamos sinceros).

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Pedido confirmado…Su pedido llegara en dos días…. Eso sonaba una eternidad para todos nosotros, quienes depositamos en ese cargamento de surtidos juguetes sexuales la esperanza de romper con la rutina, de mejorar nuestro onanismo a límites insospechados.

El lunes llegó el paquete a mi trabajo, en un discreto paquete. Yo estaba como una niña en el día de reyes, una niña que tenía que reprimir sus ganas de romper el embalaje y de probarlo hasta llegar a casa (No quería acabar sufriendo un accidente laboral) .

Mi primera impresión al sacar el plug fue: Esto por el culo no me va a entrar.

La verdad es que yo buscaba que fuera mucho más finito sobre todo al inicio para que así me costara menos entrar. En cuanto a la textura he de decir que es una textura bastante agradable y suave. Aunque una pega que le veo que como no lleva una bolsita para guardar se va a llenar de polvo aunque lo tengas en el cajón, por lo que considero recomendable usar una bolsa específica para ello.

Voy a dejar de enrollarme y os cuento cómo me fue, si me gustó o por el contrario al sexo anal le iban a dar por culo.

Llega la noche, cojo el satisyer, el relajante anal, el plug anal y el lubricante vibratorio, me enciendo las luces rojas de led y de repente parecía que me había metido en la película de 50 sombras más liberadas versión solitario.

Me pongo a darle al tema, me embadurno el culo con el relajante anal y dejo que haga efecto, cuando veo que ya estoy suficientemente cachonda, cojo el plug anal. Pruebo a metérmelo, no entra, pruebo otra postura y se escurre, pruebo de mil formas y de ninguna entraba. No sé si es porque el plug anal no es ergonómico, era suficientemente grande para mi, no sabía qué postura era la correcta para que entrara bien…Total que al final acabe solo con el Satisfyer y con mi gozo en un pozo. Por cierto el relajante anal no me hizo efecto ninguno o al menos eso note (o más bien no noté).

Creo que este plug anal no era para mí, o al menos no era para mí para usarlo sola, así que desde entonces lleva en el cajón cogiendo polvo, esperando a ser usado. Pero como yo no quiero ser como mi plug anal, no quiero esperar a que me den por culo (en el buen sentido) he decidido pedirme un dildo con tres brazos que está al caer y si queréis y si me dejan os cuento si en este caso me ha ido mejor.

Mónica Landete.