Me llamo Marta, soy aries y lectora de WLS desde que tengo empecé la universidad. Estoy en mi último año, así que llevo cuatro años devorando reviews, folladramas, reflexiones y doctores amor. De verdad que les debo tanto a estas chicas que yo no sé, incluido mi último y más maravilloso orgasmo. Porque claro, yo no soy de las que lee algo aquí y se queda tan tranquila, no. Yo soy de esas que lo lee y se lo compra para ver qué tal. No tengo remedio.

Pues bien, hace muchísimo tiempo leí el post de una chica que decía que se había ido con sus amigas a un SexShop y habían comprado un producto, del cual no mencionaba el nombre, era un aceite con extractos de marihuana. Las tres se lo habían puesto en el toto durante la cena y fliparon en colores, acabaron todas teniendo un orgasmo maravilloso y fraternal. Me pareció lo más, sinceramente. De hecho voy a pedirles que os pongan el enlace por si lo queréis leer: Tres amigas, un sexshop y una noche surrealista. 

El caso es que yo leí ese maldito artículo y me quedé con todas las santas ganas de saber qué producto era, un poco más y hasta les mando un e-mail para que se pusieran en contacto con la autora y que nos dijera de una maldita vez cómo se llamaba ese producto mágico. Hace nada volvieron a postear el artículo  en Facebook, me metí a leer los comentarios y claro, vosotras sí que sabéis. Lo encontrasteis, lo comentasteis y yo, como buena consumista: lo compré.

El aceitito mágico se llama ‘Oh! Holy Mary’, os lo escribo aquí para os hagáis el favor en la vida de probarlo, porque la pava del post no exageraba, de verdad que no.

La diferencia entre ella y yo es que yo de verdad os voy a hablar del producto en sí. Vale, la vaina está hecha con extracto de la semilla del cannabis, para las que tengáis un poco de reparo con el tema drogas, esta no lo es, no tiene nada que ver con fumarse un porro, lo sacan de la semilla, está todo hecho a base de ingredientes naturales. El efecto dura unos 45 minutos aproximadamente (too much, para mi gusto), no tiene azúcares, ni gluten y es 100% vegano, así que ninguna tenéis excusa. El botecito es súper pequeño, son 6ml, PERO ES QUE CON UNA GOTA FLIPAS EN COLORES.

Pues eso, que después de informarme de todas las características del producto, lo pedí y claro, yo también quería vivir aventuras como el resto de lectoras de WLS así que no me lo quería poner en casa, cometí el error y el acierto de probarlo por primera vez en la biblioteca del barrio. Que por qué hice eso, pues aún no lo sé. Mi vida es super rutinaria, estudiar ADE es un coñazo y estoy tan centrada en ser perfecta que nunca me dejo llevar por nada ni por nadie, creo que por eso leo tanto lo que aquí se escribe.

Pues eso, allá que me fui a la biblioteca con mi aceitito pa mi ensalada, coloqué todo perfectamente ordenado en la mesa para empezar a estudiar y me fui al baño. Estaba más nerviosa que cuando el ginecólogo me pregunta delante de mi madre si he mantenido relaciones sexuales. Cojo el bote, me echo una mini gota en el dedo índice, me lo llevo al clítoris y lo reparto bien por todas sus dimensiones. Ya estaba cachonda perdida antes de que comenzara a hacer efecto.

Me entraron ganas de tocarme allí mismo, pero yo había ido a jugar. SPOILER: ni 15 minutos después ya estaba de vuelta masturbándome como un mono. Pero antes de que eso pasara, me fui con mi cara de inocencia a sentarme en mi silla. Allí no pasaba nada, yo estaba toda pendiente de sentir algo en mi clitoclito, pero lo único que pasaba por allí era la típica bola del desierto.

De hecho hasta abrí la carpeta para empezar a estudiar, saqué los apuntes y ahí, justo ahí empezó todo. Como un calorcito que pincha, es que no sé cómo describir la sensación. Dicen que es como cuando se te queda dormido el pie y sientes las hormiguitas, pero en el clítoris. Mira, yo no sé si eran hormigas o elefantes, pero madre del amor hermoso la necesidad de restregarte contra lo que sea es real como la vida misma.

Con muchísimo disimulo empecé a rozarme una pierna con otra, sintiendo cómo ese calor no iba para ninguna parte, todo lo que quería era poder tocarme a gusto. Pero no, todavía no. Me dediqué a vigilar que nadie me estuviera mirando, bajé una rodilla prácticamente al suelo y empecé a restregar mi coño contra el borde de la silla. Casi me corro allí mismo, os lo juro. No lo hice por miedo, por vergüenza, por decencia o por un mix de las tres.

Nunca antes en toda mi vida había estado tan cachonda, de verdad que no. Me tiré como 10 minutos rozándome con la silla, con mis piernas y hasta llegué a bajar la mano a la zona un rato, no podía puto parar. Al final me di por vencida y decidí que ir al baño era la mejor y más sensata opción, necesitaba mi orgasmo, si no aquel efecto no se me iba a pasar nunca.

Llegué al baño, me masturbé y me corrí como una jabata a los pocos minutos. Si es que de hecho yo casi no hice nada, salió prácticamente solo. Me limpié bien, me subí las braguitas y el vaquero, me lavé las manos y devuelta al estudio. ¿El problema? Que el efecto no se pasa, cuando dicen que dura 45 minutos ni exageran, ni mienten, ni nada parecido. Ahí estuve, media hora más sin poder concentrarme porque mi chocho me reclamaba toda la atención posible.

Spiderman es mi coño

Una vez más, mil gracias a todas las que formáis esta comunidad por darme la vida que me falta, de verdad que no sé qué haría son vosotras.

 

Anónimo