La vida después del parto es una incógnita para todas las primerizas. ¿Cómo se quedará mi cuerpo? ¿Sabré apañármelas con el bebé? ¿Volveré a dormir algún día? Y hay un tema (que a mí me preocupaba especialmente) del que sabemos poco o nada: el sexo.
giphy (3)
En mi caso, dejé de tener relaciones sexuales a los 6 meses de embarazo por motivos médicos. Sí, nos toqueteábamos y rechupeteábamos, pero no follábamos como dios manda. Y mira, a mí me gusta follar.
Mi parto fue vaginal, con fórceps y una episiotomía más larga que la carretera de Burgos. ¿Sabéis eso del masaje perineal que mandan hacerse durante el embarazo para evitar que te rajen? Bueno, pues yo no lo hice. Así que la gran duda era cómo se me habría quedado todo eso después de tanto corta-pega.
He de reconocer que no me atreví a mirarme con el espejito hasta dos semanas después de dar a luz. Me sorprendió lo poco que se notaba la cicatriz y me alivió comprobar que mi coño seguía siendo el de siempre.
giphy (4)
Una vez chequeado el aspecto ya solo quedaba probar el funcionamiento. Tuvo que pasar toda la cuarentena para que dejase de sangrar. Y luego venía la parte de ponerle ganas. Me costaba cuesta mucho sentirme sexy con esa barriga colgandera, esas tetas chorreantes y esa sensación de que todos mis músculos eran son de gelatina Royal.
Por suerte, mi chico no me ve así y, una noche que el niño se durmió pronto, empezó a meterme mano por debajo del camisón. Al principio me puse muy tensa (“no me toques los michelines”, “no tienes que hacer esto si no quieres”) pero al ver que él lo hacía porque realmente LE GUSTO, me dejé querer. Unos cuantos preliminares después, estábamos listos.
Se puso encima de mí y… ¡OH DIOS MÍO!
No solo había recuperado totalmente la sensibilidad, sino que el fino trabajo de petit point que me había hecho la ginecóloga al coserme, me había dejado aquello tan prieto como el de una quinceañera. Incluso tuve que pedirle a mi novio que fuese delicado. ¡Con lo que yo he sido!
giphy (5)
Fue un polvo romántico, dulce y con multiorgasmo. ¿Qué más se puede pedir? Desde entonces la cosa se ha normalizado y ya no me siento desvirgar cada vez que lo hacemos. Por parte de mi chico, dice (y le creo) que no nota nada extraño y que le gusta tanto como siempre. No os voy a engañar, lo hacemos menos que antes de tener al bebé, ya que el cansancio y la falta de intimidad tiran un poco para atrás, pero lo importante es que no me he convertido en un ser asexuado. Porque soy algo más que una madre. Soy una mujer.
giphy (6)

Anónimo

 ¿Quieres enviarnos tus artículos? [email protected]