Estoy enfadada con mi báscula. No porque me diga que he engordado, sino porque le ha debido de mandar un watchapp a todo el mundo para contárselo y de paso pedirles que me lo comuniquen. Por si no me había dado cuenta yo solita mirando su pantalla, o cerrando la cremallera de los pantalones. El caso es que mis kilos ahora son tema de conversación y todo el mundo está muy preocupado por ellos, queriendo ayudarme y buscando soluciones. ¡Ojalá les pasara lo mismo con mi hipoteca!

He engordado 5 kilos, sí, ¡¿y qué pasa?! Cuando engordamos todo el mundo se lleva las manos a la cabeza. Como si en vez de coger 5 kilos hubiera cogido piojos. Pues te voy a contar una cosa, engordar no es el fin del mundo y te voy a dar no 1, sino 10 razones de por qué:

  1. Ahora todas esas bragas de abuela que tenías en el fondo del cajón, se ajustan más a tus posaderas y se han convertido en braguitas brasileñas.
  2. El twerk es aún más hipnótico ahora que tienes más chicha que menear.
  3. Del escote ni hablamos… Bueno, sí. Si tenías poco estarás encantada. Si se te habían desinflado, ahora esos pechotes vuelven a estar tan turgentes como antaño. Y si ya tenías más de lo que querías… seguro que ya estabas acostumbrada así que no pasa nada.
  4. Para las que ya empezamos a peinar canas, no hay mejor antiarrugas que unos buenos kilitos. Ya lo decía mi abuela “A partir de cierta edad… o cara o culo”.
  5. ¡Sorpresa! Mofletes. ¡Qué buen momento para darle caña al contouring sin miedo de pasarte! 
  6. Unos kilitos nuevos, la excusa perfecta para quejarte de dolor de piernas y que te den un buen masajito.
  7. Qué mejor momento de hacerte ese tattoo que llevas años deseando que ahora que tienes un lienzo más amplio.
  8. Con más masa corporal tienes más aguante al alcohol. ¡Qué corran los mojitos!
  9. Eres tan cómoda, pero taaaantoooo…. No hay cojín ni almohada que se te pueda comparar. Ahora mismo eres la mejor de las opciones para recostar la cabecita en el sofá. Y quién sabe…. siempre que hay contacto… una cosa lleva a la otra… ¡lo mismo luces esas braguitas de abuela renovadas!
  10. Y lo mejor de todo…. Contar chistes de gordas y ver qué cara se le queda a la gente.

Y es que no hay nada mejor que darle a la gente en las narices. Se me ocurre empezar un movimiento “cierrabocas” para toda esa gente que después de meses sin verte te saluda con un “Uy… has engordado ¿no? …” Tendríamos que empezar a contestarles con la misma sutileza. “Sí. ¡Pero mira que tetas!” o “Es que el twerk me quedaba soso… ¡No veas ahora cómo lo peto!” o “Es que he aprendido a cocinar. Tú en cambio has perdido peso ¿no?” Elige tu frase ¡y a darle caña!

 

Marta Toledo