Sorprendentemente (y como la mitad del mundo en esta cuarentena) he engordado. He engordado seis kilos y maravillas de la vida, me veo más guapa que nunca. Quizás esto se deba a que la imagen que tenemos de nosotros mismos no está tan reñida con los dígitos que marca la báscula tal y como siempre hemos pensado (¡sorpresa!).
Yo esta cuarentena he tenido tiempo para entenderme, para observarme delante del espejo y escucharme un poco, que nunca viene mal. Me he permitido llorar, reír cuando he sentido ganas de hacerlo e incluso atiborrarme cuando lo he necesitado sin arrepentimientos porque sobre todo, me he comprendido. Y no sabéis lo bien que sienta darte un respiro de vez en cuando. Dejar de odiarte cada mañana frente al espejo, de ser siempre la persona más exigente contigo misma, de ver todos tus fallos, todo lo que podrías hacer mejor y centrarte sólo en lo que no llegas a conseguir al final del día.
Sin embargo, hay algo que no consigo entender: Si a mí no me molestan mis kilos, ¿por qué a ti sí? ¿Por qué te jode tanto que esté a gusto con mi cuerpo?
Porque os puedo jurar que al menos más de diez personas me han «avisado» de que me he «descuidado» un poco esta cuarentena, porque claro, ellos sí se dan cuenta a simple vista de los cambios EN MÍ cuerpo, pero yo no. Pues mira, habré hecho muchas cosas esta cuarentena, pero descuidarme, te puedo asegurar que no.
Me da pena vivir en una sociedad donde todos se «preocupan» por tu cuerpo pero NADIE te pregunta cómo te estás sintiendo o cómo estás gestionando el mogollón de emociones que todos hemos vivido estos días…
Así que si decido adelgazar o no, es cosa única y exclusivamente mía, no necesito que vengas en el papel de «policía del peso» porque A) no es de tu incumbencia B) he tenido cosas más importantes de las que preocuparme en esta pandemia y c) ¿tanto te jode que yo me vea genial?
A lo mejor – y sólo a lo mejor, eh- nos da un pelín de rabia que nuestra autoestima dependa de los cánones de belleza que otros imponen y de la imagen que otros tienen de nuestro cuerpo y por eso cuando alguien decide aceptarse y quererse, pues nos jode porque nosotros no tenemos las herramientas emocionales suficientes para hacerlo. Así que lo siento, pero yo me veo guapa. Guapa de verdad, cómo sólo te ves cuando decides quererte y me da igual si he engordado o no.