Después de años he quedado con un chico que conocí por Tinder que ahora tiene pareja, os lo cuento todo 

Conocí a Joel por Tinder hace unos 8 años, hicimos match por lo que a priori nos gustábamos, empezamos a hablar y nos llevábamos muy bien, por lo que nos dimos los números de teléfono. Seguimos hablando pero ninguno de los dos propuso vernos. 

Con el tiempo, el chico se echó novia y al poco tiempo yo también conocí a alguien. Pasaron los años hasta que hace unos años hice algunos cambios en mí que me hicieron sentir empoderada, guapa y con mucho que ofrecer al mundo. Seguía pensando que me atraía Joel y que aunque tuviera pareja, sentía que había química entre nosotros, así que un día, decidí confesarle todo lo que pensaba sobre él. 

 Al inicio le sorprendió bastante, pero poco a poco fue siendo recíproco, hasta el punto en que se dio cuenta que con su pareja no era feliz y la dejó. Pero quería cambios instantáneos entre nosotros y yo necesitaba que tuviera las cosas claras antes de dar el paso, se agobió y volvió con ella. 

chico

Esto fue hace tiempo y después hemos seguido siendo amigos sin más, hasta que el otro día quedamos. 

La noche fue muy bien, cuando lo vi llegar, me quedé embobada mirándolo, por primera vez lo tenía delante y era tal y como esperaba.  Tenía unos ojos azules preciosos y un rollo muy guay, con barbita de 3 días, media melena que llevaba recogida, piercings y tatuajes. 

Estuvimos tomando algo y después fuimos a pasear por una zona boscosa muy bonita. Caminamos hasta llegar a un mirador donde había un banco, nos sentamos y nos quedamos mirándonos.

 Si nuestras miradas pudieran hablar, estoy segura que dirían algo así como «¿por qué hemos esperado tantísimo tiempo para vernos?» 

   – Espera, que tienes la etiqueta por fuera.- Dijo acercándose tanto que casi rozó su cara contra mi hombro. 

Al volver hacia atrás, nos miramos y nuestros labios quedaron a 3 centímetros de distancia, lo vi humedecerse los labios y no pude evitarlo:

   – No me lo pongas más difícil.- Dije con una sonrisa. 

   – ¿Difícil el qué?- Dijo volviendo a humedecerse los labios, sabía perfectamente a qué me refería. 

   – Sé que sabes a que me refiero, no quiero que hagas nada de lo que mañana puedas arrepentirte.

   – No me voy a arrepentir mañana, te lo aseguro.

 

Tras decirlo, se acercó hasta que prácticamente sus labios rozaron los míos y yo ahí, me derretí, estaba tan cerca que podía notar hasta el sabor que tendrían sus besos. 

chico

Nos besamos como si no hubiera un mañana, porque realmente ambos sabíamos que era posible que el mañana no existiera para nosotros, era aquí y ahora y estaba dispuesta a disfrutarlo.

Subió su mano por mi pierna hasta adentrarse en el vestido que llevaba puesto. Os aseguro que sólo con notar el tacto de sus dedos subir por mi pierna hizo que se me pusiera la piel de gallina. 

Se detuvo al poner su mano encima de mi tanga, se acercó a mi oído y emitió un leve gruñido al notar lo húmeda que estaba. 

  • Joder…- Dijo mordiéndome la oreja. 

Había fantaseado tantas veces con ese momento, que aún no me lo creía. 

Apartó suavemente el tanga e introdujo uno de sus dedos dentro de mí y después metió otro más. Empezó a moverlos rozando el punto G. Mientras lo hacía me besaba el cuello y podía escuchar su respiración agitada. 

Sus dedos fueron moviéndose dentro de mí al compás de mis jadeos mientras con la otra mano amasaba mis pechos. Me dejé llevar y me corrí mientras le arañaba superficialmente la espalda. 

Le bajé un poco los pantalones y los calzoncillos para dejar a la vista su polla, que ya estaba apretada y deseando recibir placer. Me humedecí la mano y la subí y bajé sobre su erección. 

Con uno de sus dedos rozó mis labios, los abrí un poco y succioné mientras le miraba. Emitió un pequeño jadeo, sabía perfectamente que era lo que quería,  por lo que aún tenía más ganas de tener su erección en mi boca y darle placer, pero me resistí para hacerle sufrir un poco más. 

Me acarició la cabeza para mandarme una indirecta menos sutil y me dispuse a bajar para saborear cada centímetro de su polla.

Primero lamí de arriba a abajo, para después metérmela entera y finalmente, jugar succionando su glande sin dejar de mover mi lengua en círculos. 

   – Para por favor, quiero disfrutarte más y si sigues me voy a correr ya, necesito follarte, me muero de ganas de notarte.- Dijo con la voz entrecortada. 

Me puse en el borde del banco con el culo en pompa mientras él sacaba un condón de la cartera, se lo puso y se acercó acomodándose entre mis piernas.

   – ¿La quieres?– Dijo con tono más que sugerente.

 Asentí con la mirada mientras me mordía el labio. 

   – Pues es toda tuya.- Dijo mientras entraba en mí. 

Ambos nos estremecimos por unos segundos, parecía que estaba hecha a medida para mí, me llenaba por completo. 

Una embestida, dos, tres… Le gustaba duro y eso era puro vicio. 

Estuvimos dándole caña durante bastante rato. Me dio tiempo a correrme varias veces y el siguió dándome duro y aguantando como un auténtico semental.

 Al final y ya exhausta de tanto placer, me agarro fuerte del las caderas para penetrarme aún más profundo y rápido hasta correrse dentro de mí jadeando hasta dejarse caer sobre mi espalda agotado.

Fue una pasada, lo disfruté muchísimo pero después estuve dándole vueltas, ¿Lo habrá hecho con otras? ¿Será verdad eso de que soy importante para él? ¿Se habrá planteado algo o solo ha sido un simple polvo con «cualquiera»? 

Han pasado unos días y cada día pienso una cosa distinta. Ojalá con el tiempo se vayan viendo más claras las cosas con el chico, mientras, me ha vuelto a decir de quedar, así que como mínimo le gustó y está dispuesto a repetir, y yo encantada de poder disfrutar de él otra vez. 

 

Oaipa