Terminar una relación nunca es fácil. No solo nos invaden todos los recuerdos y buenos momentos a la hora de pensar en cortar con alguien, sino que tenemos a nuestra espalda modelos de relaciones donde era impensable romper y había que aguantar con todo y eso, nos guste más o menos, ha sido la base de nuestra educación en el amor. Supongo que cuando llevas varias rupturas en la mochila eres capaz de ver las señales que se han repetido y que indican el principio del fin.

Una de esas señales es el distanciamiento entre tu pareja y tú. Cuando ya no hay ganas de hacer planes, de soñar juntos, de compartir…Se han perdido las ganas de estar juntos. Y no me refiero a esas ganas del principio que te hacían querer estar todo el tiempo fusionada con tu pareja, sino a los espacios comunes que se crean con el tiempo donde reír, divertiros, descubrir, aprender…Es una clara señal de que no se quiere pasar tiempo con el otro.

También si vuestra complicidad se ve afectada. Las bromas que antes os hacían gracia, las cosas que os emocionaban…Al final, la falta de amor afecta en esas pequeñas cosas que os convierten en una pareja. Cuando esos detalles que os unían desaparecen, es también una señal de que la relación apenas se sostiene.

El sexo se vuelve monótono o directamente inexistente. Siempre se está cansado, sin ganas o ya no es la forma perfecta para olvidar la última discusión. En mis relaciones no fallaba: cuando nuestro sexo empeoraba, la mierda saltaba al poco tiempo. Al final el sexo es de las únicas cosas que nos diferencian de dos amigos. El sexo es un vínculo físico y emocional que tenemos con nuestra pareja y perder eso es perder una parte súper importante.

Si los celos y la desconfianza hacen su entrada triunfal, puedes dar por hecho que la cosa está de capa caída. Para mí es de los signos más evidentes de que algo no va bien porque no hay nada que estropee más una relación que la falta de confianza, ese malestar que te generan las dudas y que acaban provocando discusiones y mucho dolor. Llegar a este punto significa no solo que la relación no vaya bien, sino que hay una inseguridad tremenda que trabajar dentro de cada uno.

La última que voy a comentar es el discutir por todo. Cuando cada conversación, por sencilla que sea, se convierte en un conflicto significa que no hay una buena comunicación en la pareja. La comunicación es lo más fundamental para conoceros, entenderos, respetaros y también complementaros. Si la comunicación falla y todo se basa en perder el respeto, hablar mal, estar permanentemente enfadado…No se puede pretender que esas sean bases sólidas para una relación.

Realmente no existe un orden para que estas cosas pasen. Cada relación es un mundo y puede que en la tuya se den unas cosas antes que otras y para mí ese orden sea distinto. Sea como sea, lo importante es tener en cuenta qué cosas nos ayudan a ver el estado en qué se encuentra nuestra relación. Durante años estuve tirando de relaciones por puro apego y miedo a estar sola y eso me llevaba a rupturas súper dolorosas y a no conseguir tener una relación cordial con ninguno de mis ex. Es lógico: ¿quién querría tener relación con alguien con quien se hace tanto daño?

Si alguna de éstas aparece en tu relación (o cualquiera que te haga sentir que tus sentimientos ya no son amor) no lleguéis al extremo de odiaros o sentir verdadera animadversión por el otro. Es muy triste que así acabemos las relaciones solo por no dar un paso atrás a tiempo.

Querámonos siempre mucho y bien. Sobre todo bien.

 

Redacción WLS