(Relato escrito por una colaboradora basado en la historia real de una lectora)

 

 El ser tóxica en una relación no mola y todas lo sabemos, pero pasarse de moderna tampoco, y a mí eso es lo que me pasó. Llevaba 3 años con Pablo. La verdad es que nuestra relación siempre se había basado en la confianza y aparte de pasión, compartíamos muchísima fe el uno en el otro. Ante todo, éramos amigos. Cuando lo conocí hacía un año que lo había dejado con su ex y desde el principio me dijo que tenían buena relación. 

A mi no me importó. En ningún momento pensé que eso fuera a suponer un problema. De hecho, pensé que era una “green flag” eso de que no me hablara mal de su ex novia y que, justo lo contrario, tuviera un buen recuerdo de ella. Recuerdo que esto hizo que aún quisiera más a mi chico, en ese momento claro…

Faltaban 3 semanas justas para que Pablo cumpliera 30 años y quería hacerle una fiesta sorpresa por todo lo alto. Mi idea era invitar a casa a todos sus amigos, los más cercanos, los de la uni, parte de su familia y claro, a su ex también. Porque sí, porque había sido parte importante de su vida y porque jamás pensé que fuera a pasar lo que pasó.

Conseguí el número de la chica a través de un amigo de mi novio y le conté mi idea. Ella me dijo que allí estaría sin duda. Llegó el día de la fiesta y pude ver en los ojos de Pablo que de verdad no se esperaba la sorpresa que le había preparado. Pasamos unas horas estupendas bailando, bebiendo, riendo y hablando. Había mucha gente, unas 35 personas y, claro, yo no estuve pegada a mi chico todo el rato. Si lo pienso ahora, recuerdo perderle de vista en varias ocasiones. A él y a su ex.

Pasaron los días y notaba que Pablo estaba más serio de lo normal e incluso diría que más esquivo. Así que en un rato que estábamos tranquilos y juntos le pregunté qué le ocurría. Pensaba que la respuesta iba a ser algo así como “nada, cari. Ya sabes, mucho curro”, pero NO. Me confesó que el día de la fiesta había ocurrido algo y que estaba esperando el momento para contármelo. Su ex y él habían estado hablando en una habitación, solos, habían bebido un poquito, empezaron a recordar su vida juntos y lo mucho que se echaban de menos… y se besaron.

Mi cara era un poema. No me lo esperaba para nada. ¿Dónde estaba nuestra confianza? Éramos una pareja ejemplar en esos términos, o eso creía, pero era obvio que no. En un intento desesperado de seguir en esa línea, le dije que me dolía, pero que si había sido algo aislado, podíamos superarlo. Entonces ya me remató. Contestó que no, que no era algo aislado. Que se habían dado cuenta de que seguían enamorados el uno del otro y que quería apostar por la que creía que era el amor de su vida. 

Jaque y mate. Me quedé sin pareja, engañada y en la mierda. Yo, que había intentado ir de moderna y dar normalidad a algo que quizás, no era tan normal. Por eso, ahora cuando quedo con alguien no veo tan mal que me diga que no quiere ver a su ex ni en pintura.