“Quien bien te quiere te hará llorar”. “Amar significa no tener que decir nunca lo siento”.

No. Me niego. No. Rotundo.

Quien bien te quiere te hará volar y hará que crezcan tus alas.

Amar significa tener que pedir perdón las veces que haga falta.
Porque nunca está de más. Cometemos errores, y lo que nos hace humanos es saber reconocerlos y rectificar ante ellos.

Yo no quiero un amor de película. No quiero un cuento de princesas Disney. No quiero ser la Cenicienta, ni Ariel, ni Bella, ni Aurora, ni Blancanieves.
Quiero un cuento de Elisabet Benavent de mujeres reales. Quiero ser Valeria, Lola, Martina, Silvia o Sofía. Que no haya un príncipe azul que acabe destiñendo, si no simples amores reales.

Yo no quiero ser tu mundo ni que tú seas el mío.
Quiero que ambos tengamos los nuestros y compartirlos.

Yo no quiero que no podamos vivir el uno sin el otro.
Quiero que podamos hacerlo, pero no queramos porque juntos todo es mejor.

Yo no quiero que seamos la única razón de nuestra felicidad.
Quiero que la tuya y la mía sean independientes, que se compongan de infinidad de factores y nosotros solo contribuyamos a que sea todavía mejor.

Yo no quiero temer una conversación contigo.
Quiero que siempre estemos dispuestos a comprendernos aunque para llegar a hacerlo tengamos que discutir.

Yo no quiero que nos necesitemos. Necesitarte supondría que dependo de ti, y no quiero que sea así jamás. Necesitar implica que algo es imprescindible, y nada lo es.
Quiero que nos complementemos, que juntos seamos nuestra mejor versión.

Yo no quiero que hacer planes por separado suponga una negociación.
Quiero que tengamos cada uno nuestro espacio para luego volver al que compartimos y que sea único.

Yo no quiero una correa que nos ate, no quiero cadenas que nos obliguen a permanecer unidos.
Quiero que vayamos juntos, de la mano, sabiendo que podemos soltárnosla pero no queramos hacerlo.

Yo no quiero que me quieras mucho.
Quiero que me quieras bien. Que me quieras bonito.
Que la calidad supere siempre a la cantidad.

Marta Freire