Esta es la realidad de una heterocuriosa que le dio por salir de su zona de confort y te destripo ya el final: salió muy mal.

No he tenido nada con ninguna mujer y cada vez es algo que me apetece más. Lo fácil sería entrar en una aplicación solo de chicas, comentar que creo que soy bi o que quiero experimentar y dejarme llevar, pero no, yo soy experta en hacer todo lo fácil una maraña imposible.

Conocí a un chico que estaba buscando una chica para un trío. En mi cabeza se encendió la bombilla que vislumbra que en ocasiones tengo pocas luces y pensé: es mi oportunidad de pasarlo bien.

Él me comentó que eran una pareja liberal, que se acostaban con otras personas, pero les apetecía compartir a una chica. Con él bien, me pareció sincero, amable y no estaba nada mal. Me pasó el teléfono de su chica para que pudiera conocerla y esperar a que ella me diera el visto bueno, dado que él tenía claro que yo le gustaba.

La chica me hizo algo de ghosting al principio. Me dejaba en leído, contestaba solo con monosílabos y no le sacaba conversación de ninguna de las maneras. Un día se ve que sintió más inspirada y empezó nuestro juego. Nos mandamos fotos, nos escuchamos diciendo cochinadas e incluso nos masturbamos en la distancia.

Yo ya me imaginaba entrando de manera triunfal como una artista invitada en su escenario del amor para que los tres disfrutáramos lo más grande, pero no fue así. Un par de días después del acercamiento, la chica se despidió de mí, sin más.

Aquí es cuando entró en escena su chico. Me comentó que ella estaba pasando por una situación familiar delicada y que más adelante igual continuábamos los tres, pero mientras tanto podíamos seguir los dos tonteando. Le seguí un poco el juego, pero me olía a chamusquina. 

Al tiempo ella me llamó y me dijo que él le había dejado por mí, porque yo tenía pinta de ser mucho más desinhibida. Entre llantos me confesó:

Tonteé contigo delante de él porque era lo que me pedía. Por amor una hace lo que sea. Luego te dejé de hablar porque él dijo que era mejor así, que solo le tenía que demostrar de lo que era capaz por él.

No cariño, por amor haces croquetas temprano, pero no le tiras los trastos a una señora porque tu señor novio te lo pide para que se le ponga gorda.

Educadamente le dije que yo me bajaba del escenario y que no quería movidas, porque bastante tengo con lo mío. Así que les deseé buena suerte, les tiré un besito y dije ‘Ciao, bebés’.

 

Anónimo

 

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