Si miras a tu alrededor, verás que la gente es más infiel de lo que parece.

La imposición de la monogamia viene desde hace siglos con la aparición de las primeras civilizaciones y con la imposición de dos conceptos: la posesión y la promiscuidad.

No te voy a soltar el rollo de que a nosotras siempre se nos ha tachado de guarras cuando hemos mostrados nuestra sexualidad latente, pero el tener una única pareja estaba previsto para que una señora no probase más señores, porque ellos pueden irse de picos pardos sin represalias, hasta que llegó Shakira, claro está.

En la actualidad, que tire la primera piedra el que esté libre de pecados. Da igual tu género y orientación, cualquiera puede ser infiel. No lo digo con una connotación negativa, sino todo lo contrario.

El querer vivir nuevas experiencias, salir de la rutina, poder sentir que atractivo sigue latente y que el deseo no se ha apagado, son algunos de los motores que hacen que a cualquier ser humano le salte un clic y quiera buscar un aliciente en su vida.

Tampoco quiero agobiarte con temas como la rutina, niños, agobios laborales, suegras infernales y demás quebraderos de cabeza que hacen que un miembro de la pareja no tenga el chichi pa farolillos. Si a esto le sumamos que, después de un tiempo, la cama la preferimos para dormir que para otros juegos, la llama se apaga en cero coma.

 

Tampoco tenemos una barita mágica que nos aporte la fórmula perfecta para que esto no pase, pero hay detalles sencillos que deberíamos recordar:

  • Buscad tiempo para vosotros. Desde ir al cine o que te empotre contra la lavadora. No todo se ciñe a relaciones sexuales aunque sí que lo parezca. Es muy importante buscar un tiempo para los dos y poder hablar sin problemas.
  • Si hay deseos por cumplir, dilo sin tapujos. Dentro de una relación no deberían haber normas. Está claro que no todo el mundo está dispuesto a ir a un bar de swinger o a hacer un trío, pero tonterías como hacer una felación en la ducha son deseos que no se comentan y se pueden hacer realidad sin problemas.

  • Pídele que cambie su ropa interior.  Cuando has lavado un millón de veces esos calzoncillos, creo que te da más placer encontrarlos doblados en un cajón que puestos en tu señor marido. Elsa Pataky comentó en una ocasión que no puedes irte a dormir con bragas cómodas porque se acaba la magia. Claro, nosotras tenemos que llevar encajes y cosas sexys, pero ellos pueden llevar los mismos boxers con la goma dada de sí que no pasa nada. ¡Stop!
  • Inventad fantasías. Phil y Claire Dunphy (Modern family) tenían unos personajes creados para San Valentín y jugaban a ser desconocidos que tenían un affaire loco de manera espontánea. Como espectador te ríes, pero deberíamos probarlo de vez en cuando.