Estamos en la “nueva normalidad” aunque vamos renqueando. Ya nos dijeron que íbamos a tener que aprender a convivir con este bichito que lleva suelto desde inicios de año y no debemos olvidar todo lo que hemos pasado; hemos arrancado hojas del calendario sin salir de casa y está en nuestra mano no tener que volver a hacerlo.

La mascarilla es el nuevo negro. Es ese complemento que está más de moda que nunca y que ha venido para quedarse (al menos una temporada) por lo que la tenemos que conjuntar con todos nuestros modelitos y complementos.

  • Marcando estilo. Una nueva forma de darle caña a tu look si así te lo propones. Existen mascarillas con filtros de diferentes colores y estampados. La moda es una forma de expresarse, de demostrar cómo es uno mismo. Si llevamos camisetas con mensajes ¿por qué no utilizar este lienzo en blanco? Seguro que en tu zona hay muchas personas que están recaudando fondos con su venta o pequeños comercios que han visto en esto una forma de seguir adelante. Sea como fuere, haz que la mascarilla sea parte de ti.
  • Educación, ante todo. Muchas de las cosas de las que informo aquí son situaciones en las que me he visto inmersa. Aquí una de ellas: vas por la mañana al trabajo (o vuelves de él, es igual) viajando en el metro o el autobús. ¡Ajá! Si tienes tanto sueño que pareces el león de la Metro-Goldwyn-Mayer, la mascarilla es tu gran aliada para evitar esos terribles bostezos. Puede que se te salte la lagrimilla, sí, pero serás una persona mucho más educada.
  • El morder se va a acabar. Y es que si eres de esas personas que tiene la malísima manía de morderse las uñas…ay, ¡esto se acabó! Aprovecha el uso de la mascarilla para que puedas lucir una buena manicura, ya no hay excusa. No sirve eso de retirarla por un lateral para quitarte ese piquito que notas; esto sería del todo imprudente. Súmate a la moda de llevar las uñas cuidadas.
  • Ojitos saltones. No hay nada que pueda resaltar más tu mirada que llevar parte de la cara tapada. Existen personas que miran a la boca cuando hablan con alguien y otros que miran a los ojos. Ahora todos somos del segundo grupo. Así que es hora de centrar todos tus esfuerzos en el espejo del alma. ¿Quién dijo que no se puede caer rendido ante un buen aleteo de pestañas o un guiño bien echado por encima de la mascarilla?
  • De incógnito se vive mejor. Es una ley del universo que el día que bajas al súper con los pelos de leona y con la peor cara es cuando con más gente te encuentras. Seguro que desde el desconfinamiento habrás escuchado frases como “uy, pues es que con la mascarilla no te había reconocido”. Pues bien, yo a esto le veo solo el lado positivo: la mascarilla como nueva capa de invisibilidad. Da igual si parece que me acabo de despertar o si tengo unas ojeras de oso panda, esta protección todo lo tapa; si además le añadimos unas gafas de sol, tenemos el kit completo de protección de testigos.
  • Por nuestra salud y la de los demás. Por último y mucho más importante. Podemos buscar mil excusas para no utilizarla o, como yo, intentar encontrarle el lado positivo a algo que, por salud y responsabilidad, debemos llevar. No olvidemos tan rápido lo que hemos pasado y seamos conscientes de la gravedad de este virus. Está en nuestras manos que la “nueva normalidad” sea más llevadera ya que de nosotros depende el poder avanzar.

Y tú ¿qué nuevas ventajas le encuentras?

 

@lachicadelafaldaazul