Tengo una edad. Y  después de muuuchos años vuelvo al mercado romántico. Las cosas han cambiado. MUCHO. Los móviles y las aplicaciones han cambiado nuestra forma de ligar y de comunicarnos. Todo es más accesible, más rápido y también más efímero.

Todos los que entramos en este mundo pasamos un tiempo de “entrenamiento”, donde aprendemos como son estas nuevas reglas, cómo aplicarlas. Aprendemos a ligar en este mundo digital.

Y no me quejo. Creo que demonizar tinder o whatsapp es un error. El problema no son las aplicaciones. El problema somos nosotros, los usuarios.

Y cuando hablo de nosotros, hablo de aquella proporción de gente que en este medio digital, aún tenemos resabios de nuestra vida analógica anterior. Y la adaptación se hace dura.

Pero, no es solo la incompatibilidad digital vs. analógica lo que puede ser fuente de confusión. Sino la cantidad de opciones relacionales que hay hoy en día en el menú.

Hace un tiempo hablé de los “conocí a otra”.

Hoy he actualizado aquella estadística y hoy quiero reflexionar de una figura popular, la del FOLLAMIGO. Es un concepto que, en mi caso, resulta muy atractivo. Ya en su definición contiene dos de las mejores cosas que te puedan pasar, SEXO y AMISTAD. Pero esta súper oferta no termina aquí, porque incluye, en teoría, la ausencia de dramas y complicaciones que tan frecuentemente protagonizan aquellas relaciones amorosas monógamas tradicionales. ¡Vamos! ¡Que es un chollo!

Y como mujer divorciada, con hijos, independiente del siglo XXI soy MUY moderna y, luego de ver que aquello de las relaciones convencionales no me estaba (lo correcto sería decir: está, pero suena mejor en pasado) funcionando, pues lo del follamigo pasa a ser una gran idea.

Te encuentras con alguien, de tanto en tanto, disfrutas de un sexo libre, en un ambiente de confianza, te echas unas risas, compartes confidencias, pero no tienes que lidiar con cosas mundanas como quedar con amigos que no te interesan o decidir quien hace la compra o se ocupa de la colada, por no entrar en otras cuestiones más complejas. ¡Son todos  beneficios! ¿O no?

Pues no lo tengo claro, quizá me pueden iluminar.

Lo cierto es que por muy comercial que parezca esta figura, algunas/os tenemos dudas. Dudas si esto en realidad no es una vía de escape rápida para llenar esos espacios que aparecen en blanco. Esos huecos en la agenda que hacen pupa. Y los completamos con personas en las que no invertimos y que no invierten en nosotras/os.

Quizá, y solo quizá, detrás de todo ese MINDFULNESS, de vivir aquí y ahora, de disfrutar el momento, en realidad hay una MENTIRA que nos decimos para acallar los gritos internos. Los del NO CONFORMARNOS, los del miedo que nos da PEDIR AQUELLO QUE REALMENTE QUEREMOS. Por si nos dicen que no. Por si nos toca poner de nuevo el marcador a CERO.

¡Que sí! Que en épocas de poliamor y ghosting esto parece una buena opción, ¿y quién me quita lo bailado?

O tal vez  aún no estoy lo suficientemente adaptada.

Lu1975