*Relato escrito por una colaboradora, enviado por una seguidora a [email protected]

Tuve novio durante 10 años, pero el amor se terminó y decidimos que cada uno llevara su vida. Fue difícil, pero de amor nadie muere y finalmente los dos lo superamos. Yo empecé con otra persona y mi ex también se echó una nueva novia. Yo lo sabía porque nos seguimos en Instagram y vi alguna foto de ellos dos juntos. Hasta aquí todo bien. Fue una parte muy importante de mi vida y le deseo que sea feliz.

Un día, al salir de trabajo, me dirijo a la parada del bus para ir a casa y veo que una chica con una cara bastante familiar está en mi misma parada. La chica en cuestión no deja de mirarme y yo pienso que nos conocemos de algo, incluso me da corte no saber exactamente quién es. De repente me viene la inspiración y pienso que es la nueva novia de mi ex. Al montar en el bus, miro Instagram y efectivamente, es ella.

Puede ser una coincidencia. Al fin y al cabo, todos cogemos buses para movernos por la ciudad y no tiene mayor importancia. Pasan un par de días y estoy de nuevo en el trabajo. Mi trabajo es en una academia y mi oficina dentro de esa academia es acristalada. Por lo tanto, veo lo que hay en la calle y a mi también me ven. De repente, veo a la misma chica de la parada del bus en la calle, de pie, sin moverse y mirando fijamente hacia mi oficina. Obviamente me quedo en shock, pero no le quito la mirada. Ella, ni corta ni perezosa sigue mirándome seria y al cabo de unos minutos se va.

Sinceramente en ese momento ya no pienso que sea solo una coincidencia. Vuelvo a inspeccionar Instagram y es que no hay duda. Es la nueva novia de mi ex. Por mi mente pasan mil suposiciones, pero todas de lo mas turbio. No entiendo por qué me vigila o que intenta. Yo no tengo ningún tipo de relación con mi ex pareja, así que no barajo la posibilidad de que esté celosa, pero quién sabe…

Pasa una semana desde este último suceso y al estar revisando las redes sociales de la academia donde trabajo, de las cuales me encargo yo, veo que la misma chica ha visitado varias de las historias que subo, justamente las historias de fotos en las que salgo yo. En este punto ya estoy bastante angustiada. La situación me parece de lo mas “creepy” y lo peor es que no sé muy bien cómo abordarla.

Intento pensar en otras cosas y esto pasa a un segundo plano. Llega la hora de cierre mi negocio y vuelvo a la misma parada de bus como cada día para ir a casa.  Vuelvo a ver a la misma chica ahí, parada y mirándome. Por un momento pienso en decirle que sé quién es y que si le pasa algo, pero no quiero que me trate de “loca” y decido seguir caminando para coger el bus en otra parada y así dejar de coincidir con ella.

Me meto por unas callejuelas para despistar y al cabo de 5 minutos llego a la siguiente parada del bus, y al llegar… VEO QUE LA SUSODICHA ESTÁ AHÍ, ESPERÁNDOME. Os juro que ya paso de sentir incomodidad a sentir miedo. No sé que es lo que quiere pero me parece un tanto psicópata su comportamiento.

La cuestión es que no me dice nada, solo me observa, pero no articula palabra. Decido coger el bus igualmente, me coloco lejos de ella y sigo mi camino.

Al llegar a casa, me pego una ducha y me dispongo a cenar. Miro el móvil y veo una solicitud de mensaje de persona desconocida en mi Instagram. Es ella. Me dice que sabe que yo la conozco y que ha estado vigilándome porque su pareja (mi ex) lleva unos días raro con ella y cree que le está engañando. Que piensa que seguimos viéndonos y quería comprobarlo. Yo dudo si contestarle o directamente pasarle un pantallazo a mi ex para que controle a su novia. Finalmente, le respondo con un escueto mensaje en el que le digo que se equivoca, que no tenemos ningún tipo de relación y que, por favor, deje de seguirme. 

Ella no responde, pero lee mi mensaje. Pasan unos 6 días, y recibo otro mensaje por la misma red social. En ese mensaje me dice que siente el error, que ya ha hablado con su novio AKA mi ex, y que le ha confesado que ha estado viéndose con una amiga de la infancia. Que se sentía bastante tonta y que no se perdona el haber quedado como una loca conmigo. 

Desde entonces no la he vuelto a ver por la zona de mi trabajo, aunque todos los días cuando miro por mi cristalera, me viene a la mente toda esta historia en la que sí, lo siento por ella, pero quedó como una auténtica psicópata.

Anónimo