¡OPERACIÓN BIKINI! (`PA TU TÍA TRINI)

Por si alguna no se había dado cuenta… llega el verano. 

Al igual que pasa en otoño con los champiñones, al llegar el verano las dietas brotan y asoman allá por donde pases. Han empezado incluso a apropiarse de la técnica de El Corte Inglés (que inicia con la campaña de invierno en pleno agosto) y puedes empezar a notar su presencia desde enero. Es dejar el turrón sobre la mesa el día de reyes y saltarte una publicación: 

¡¡Empieza a prepararte para el verano!!

Joder… todavía no veo cerca ni guardar el árbol de Navidad, como para pensar en Sol y playa…

Pero los meses pasan… llega la primavera… el buen tiempo… soltamos el plumífero que todo lo tapa… y ahí están: las lorzas. 

Es en ese momento cuando llega el punto álgido de las dietas milagro. Llega… 

¡¡LA OPERACIÓN BIKINI!! (CHAN CHAN CHAAAANNN!!! Démosle el dramatismo que se merece al momento).

Porque unas buenas lorzas como estas, asustan.

Porque unos michelines tapados con abrigo, vale. Pero en camiseta de tirantes…. no flipes.

Porque con ropa de entretiempo mal, pero en nada llega el bikini y nadie quiere ver aún más carne.

Entonces comienza el bombardeo…

“Pierde 10 kilos en 10 días” (y la vida si me apuras…)

“Adelgaza sin hambre ni ejercicio” (será que te amputan algún miembro…) 

“Dieta de la manzana” (adelgaza hoy y engorda mañana)

“La de la alcachofa” (que no se vea ni una carne fofa)

Y un sinfín de dietas milagrosas que te prometen llegar a la playa con el cuerpo de Naomi Campbell pero con un tono menos de moreno (excepto la dieta de la zanahoria que también te asegura un precioso bronceado). 

Porque aparecer en la playa/piscina/rio/jardín o donde quiera que te presentes, en bikini y luciendo molla, está mal visto y no se puede tolerar.

Así que amigas mías, todas a darle duro a la operación bikini. Que no me entere yo que se vende ni un bañador de talla superior a la 36. 

A comer lechuga con vinagre, beber zumo de limón y café solo sin azúcar. Y alguna manzana los días pares. ¡La que no pierde peso es porque no quiere! 

Con suerte igual hasta te desmayas en la playa y te coge más el sol. (Truquito: procura desmayarte cada vez de un lado para que quede igualado).

Que no te digo yo que perder unos kilos esté mal, si así lo quieres, ¿pero tiene que ser para verano que es cuando mejor entran los helados? ¿No será mejor hacerlo cuando te salga del parrús sea el mes que sea y sin presión de fechas?

A ver… os confieso (ahora que no nos escucha nadie) que durante muchos años me ha tentado más de una dieta en operación bikini, con la que no he conseguido adelgazar, pero sí frustrarme y comprarme ropa en la que pensaba entrar y que se quedó esperando a la siguiente dieta milagro.

Pero a día de hoy y viendo que la vida está para disfrutar y no para “encajar”, te digo una cosa… la operación bikini, la dieta fetuccini y la chica Martini, me las paso por lo bajini.

Marta Toledo