Siempre he tenido problemas para llegar al orgasmo con mis novios, ligues de Tinder y rollos de una noche. En solitario no falla. Da igual si uso mis manos, si uso un masajeador de la espalda, si uso un vibrador o si uso un succionador de clítoris. Me corro. Sé cómo estimularme y alcanzo el orgasmo el 99% de las veces. Lo chungo surge cuando otra persona se suma a la ecuación.
Al principio fingía los orgasmos. No me juzguéis, era una cría y no quería herir el orgullo de mi novio de la adolescencia. Después dejé de fingir y empecé a pensar que había algo mal en mí, que mi vagina estaba mal hecha. Mis amigas hablaban del sexo como una maravilla y yo me sentía rota. ¿Por qué ellas disfrutaban tanto y yo era incapaz de correrme? Nunca confesé mi secreto, me limitaba a sonreír y asentir.
Con el tiempo decidí que si era capaz de correrme en solitario usando mis juguetes, también podría hacerlo con un tío. Empecé a usar vibradores y succionadores en pareja y funcionaba, pero dentro de mí quedaba esa pequeña incógnita de por qué no podía correrme sin juguetes.
Hace un par de semanas mi novio y yo fuimos a IKEA a comprar un sofá porque el viejo que teníamos ya no daba más de sí. Era enano y tenía una pata un poco rota. Era inevitable que lo jubilásemos. Al llegar a casa montamos el nuevo sofá y una cosa llevó a la otra, y acabamos follando en él. Me corrí, chicas.
Yo no podía creérmelo y él menos. Eso era felicidad y no lo que sentía de pequeña el día de Reyes.
Esa misma noche repetimos y volví a correrme. Al día siguiente también. No era algo excepcional, era esa postura. Por fin era capaz de tener un orgasmo en pareja.
¿Cuál es esa mágica postura?, os preguntaréis. Pues es tan sencillo como que él esté sentado en el sofá y tú encima, con las piernas flexionadas. La clave es moverse de atrás adelante y no de arriba abajo. Al fortar se produce una estimulación tremendamente placentera y en mi caso es inevitable terminar corriéndome.
¡Ojo! Esto me funciona a mí. Cada mujer es un mundo y no todas logran correrse con la misma facilidad y posturas. Además, también influye la curvatura, grosor y forma del pene. Probad diferentes posturas hasta que logréis encontrar la que más os ponga.