Cita importante. Chico que me gusta. Para algo más. Cómete el tarro. Una minifalda es una apuesta segura pero puedo dar la señal de querer guerra y guerra de la dura baby. Que la quiero, pero a ver si le voy a asustar, que es un yogurín. Hmmm… Quizá para la segunda (porque habrá segunda). Bueno pues unos jeans rotos con tacones, que queda muy chic. Ufff tacones… Una mujer de 175 en ESPAÑA, donde la estatura media de los hombres es de 170cm. Os lo digo yo. No tengo claro que sea mucho más alto que yo. Descartado. Joder y ¿qué me pongo? Si tuviera un maldito vestidito básico negro de manga corta con algún zapatito plano tipo slippers de charol sería genial. Boh, a la mierda. Unos leggins y una blusa larga (demasiado sencilla para mi gusto) con zapato (plano, por supuesto).
Y ¿¡cómo me maquillo?! Soy maquilladora así que, por supuesto, me gusta y mucho. Bueno pues un look sofisticado en negro y beige. Ni tanto ni tan calvo. Ni pa ti ni pa mi.
¿El pelo? Soy torpe a más no poder para hacerme cosas en el pelo. Y encima lo llevo corto. Plancha y fuera. Total, si me hago cualquier cosa voy a tener que echar siete botes de laca para que no se mueva, y si la noche sale bien y se alarga, para cuando esté sudando sobre él dará grimilla un pelo acartonado sacado mismamente de un cuadro de Wharhol. Y entonces dará igual que lleve el pubis con menos pelo que un huevo.
Vale lista. Casi a tiempo. Menos mal que he avisado de que me retrasaría.
Salgo de casa y voy para el coche. Abro la puerta. Me siento. Le doy al contacto y enciendo el motor. Me miro en el retrovisor. Empiezo a parecer una oveja gracias a la humedad de Barcelona. Joder, joder, joder. Bueno ya no hay tiempo. Mete primera y arranca. ¡Qué nervios! ¿Y por qué? Ah sí, ¡porque me gusta! Bajo la ventanilla para que me dé el aire porque si no empezaré a sudar como una cerda. Fantástico se me mete algo en el ojo. Que no me llore, que no me llore, que no me… Mierda. Que te den Muprhy. A ver, ahora todos los semáforos en verde así no puedo mirarme en el retrovisor a ver si ya parezco un puto oso panda, a este paso llegaré a su casa antes de hacerme un chequeo, que vivimos muy cerca. Semáforo. Me miro. Gotarrón en el lagrimal. Los seco como puedo con un pañuelo (siempre llevo en el bolso). Vale, parece que no se nota demasiado. Menos mal que por la noche todos los gatos son pardos. Semáforo. Paro. Respiro hondo. Me miro el leggin. Mancha. No. No. No. No. Enciendo la luz del interior del coche. Confirmado. Mancha. No tengo botellín de agua. Pues salivita y rasca lo que puedas, como se ha hecho toda la vida. Como cuando tu madre se chupaba el dedo y después te lo restregaba por esa mancha que tenías en la mejilla mientras tú le gritabas «¡¡Mamá noo!»
Bueno este chico va a quedar con una famosa y no lo sabe porque soy el mismísimo ecce homo ahora mismo. Dios, da igual. Ya no importa. ¡Qué horror!
Es ahí en la esquina. Pongo los warnings y espero. Toc toc en el cristal. ¡Qué mono! Saludos. Arranco.
Llegamos al bar. Nos pedimos un gin tonic y charlamos y charlamos. Nos reímos, flirteamos y yo me voy emborrachando. Y qué graciosa debo estar así sin mirarme desde hace dos horas. Voy al baño y de paso hago pis. Me miro. ¡Pues estoy bien mona! Vuelvo a la mesa y seguimos. Flirteamos y me dice que estoy muy guapa. Y entonces me doy cuenta de que tengo los leggins muy abajo y que se me sale el michelín de la barriga y cuelga sobre el leggin. Me lo pongo bien. Con todo el disimulo con el que puedes esconderte una lorza y encima con dos gin-tonics encima. Pero bueno, soy muy graciosa.
El bar cierra y nos vamos a otro garito menos tranquilo (a las 3:00h es lo que hay). Yo no pienso irme a mi casa y menos llevarle a él a la suya. Aún no. La tensión es palpable. Está a punto de ocurrir. Lo sé. 3, 2, 1… Y nos besamos. Y es genial. Y seguimos besándonos. Y sigue siendo genial.
Le dejo en casa (la historia de porque le recojo yo a él la cuento otro día). Quedamos en volver a vernos pronto.
Y así es. Es mi pareja y llevamos más de un año juntos. Y ya me da igual toda la preparación previa de ropa y maquillaje de esa primera cita. Si parecía el ecce homo o Sarita Montiel. Recuerdo otros detalles mucho más importantes como el primer beso. ¿Y además sabéis qué? Shhht me confesó que se fue a comprar ropa nueva para esa cita y que estaba tan nervioso que una hora antes estuvo a punto de anularlo.
Moraleja: da igual las pintas que lleves. Si algo tiene que salir bien, saldrá bien. Porque vayas como vayas, siempre proyectamos de dentro hacia fuera. ¡Ah! Y que ellos también se comen la cabeza por tonterías… ¡no somos las únicas!
Autor: Zoe Siwrl