Es innegable que vivimos con prisa. La sociedad se acelera, comemos rápido, odiamos hacer cola y siempre queremos recibir el pedido el día siguiente. ¿Estamos llevando estas prisas al placer, a los orgasmos?

La respuesta rápida es sí. Con el auge de los succionadores de clítoris nos hemos vuelto más impacientes, y a veces dependientes, del orgasmo exprés. Lo queremos todo, y lo queremos ya, que diría Queen.

CAMBIO DE PARADIGMA

Si eres millennial te sonará ese anuncio de lubricantes donde proponían acelerar a la chica y retrasar al chico. No voy a entrar en juzgar si el producto lograba el efecto que prometía —spoiler: rara vez—, pero sí me serviré del concepto para dejar constancia de lo asimilado que estaba (y está) que las mujeres tardaran más en alcanzar el orgasmo que los hombres.

Siempre se ha vendido la idea de esa diferencia sexual, pero no se ha planteado, desde las esferas más públicas (publicidad, cine, literatura), que quizá no fuera algo tan genital como educacional. Desde la base de creer que follar es penetrar hasta que el pene se corra (y ya), o aplicarle el filtro de la vergüenza a la masturbación femenina, logrando que tema explorar su cuerpo y placer.

De pronto llega una nueva revolución sexual, la oportunidad de un cambio de paradigma. Podemos democratizar el placer, y lo hacemos mal. ¿Para qué dar herramientas para frenar a esos penes rapidillos, si podemos acelerar las vulvas?

NUEVOS PLACERES, NUEVOS ORGASMOS

Que se entienda. Soy una férrea defensora de que cada cual llegue al orgasmo cuando desee hacerlo. También de que todo el mundo se responsabilice de su propio placer, y de que la penetración, por gustosa que sea, no siempre es el camino, tengas pene o vulva.

Con el auge de los juguetes eróticos, así como de otros productos relacionados, llegan nuevos placeres y, por tanto, nuevos orgasmos. Y por supuesto, soy muy consciente del bien que ha hecho el succionador de clítoris para muchas personas. Hay incluso quien, gracias al aparatejo, ha descubierto por primera vez lo que es un orgasmo. ¡Ole!

 

LA PROMESA DEL ORGASMO EN 2 MINUTOS

El problema, desde mi punto de vista, es cuando usas el orgasmo exprés como reclamo comercial.

¿Quién puede asegurarte que el tinte te durará 4 semanas sin marcarte la raíz, que la película te gustará o que la batería de la cámara te durará toda la grabación? Son generalizaciones inocentes, estimaciones estadísticas, pero no un fiel reflejo de todos y cada uno de los casos y circunstancias. Y esa es la cuestión. En muchos aspectos somos más flexibles, tomamos determinada información como una estimación, y nadie se va a traumar y creer que tiene un problema si el pelo le crece más rápido, la peli no le gusta o se enrolla tanto que la batería no aguanta todo el vídeo.

En lo concerniente a la sexualidad, no actuamos igual.

Si te han vendido el milagroso aparatejo, u otro similar, con la promesa de alcanzar un orgasmo en 2 minutos, quieres tu orgasmo en 2 minutos. Si lo logras antes, todo ok; si tardas 2 minutos exactos, perfecto; si necesitas más tiempo, o ni con esas lo consigues, aparecen los problemas.

¿MITO O REALIDAD?

¿Es posible alcanzar el orgasmo en 2 minutos con un succionador de clítoris? Por supuesto. Y te diré más, es posible incluso sólo con tu propia mano. Claro está, se tienen que dar las circunstancias adecuadas para ello, no se trata de dar a un botón, correrse y fin.

Poder llegar en 2 minutos al destino no es siempre la mejor elección.

¿Tienes tanta prisa que no puedes dedicarte tiempo para ti, has quedado, te están sujetando la puerta del ascensor, se te quema algo, se ha puesto en verde el semáforo? Coño, ¡busca un momento mejor!

Hay momentos en los que sólo tenemos esos 2-5 minutos para nuestro placer, bien porque tengamos personas a cargo (peques o mayores), porque necesitemos un orgasmo para conciliar el sueño, soltar tensión o el cuerpo nos pida con urgencia un chute de ricas hormonas del placer. Si es el caso, no seré yo quien te detenga en tu ocasional orgasmo exprés. Pero de lo contrario, creo que necesitas darle una vuelta a qué está pasando (en tu mundo/cabeza) para necesitar un orgasmo en 2 minutos.

UN CUERPO, UN MUNDO

Ya sea por practicidad, necesidad, o placer, buscar un orgasmo en 2 minutos no está mal en sí mismo. Eso sí, debo sugerirte que las cuestiones del placer erótico te las tomes con calma, disfruta del viaje y no te obsesiones con el destino.

Cada cuerpo y circunstancia es un mundo, y es imposible (de verdad, te lo digo yo) que un juguete erótico sea perfecto para cualquiera. Lamentablemente, los succionadores de clítoris se han vendido así, como la solución milagrosa para que todas las vulvas se corran al unísono. Y como decía antes, esto supone un problema. Con la fiebre del succionador todo el mundo se ha lanzado a probarlo, y mucha gente ha encontrado que no se corren en 2 minutos que, aunque estén 30 aquello no les hace nada, que les duele, que es demasiado intenso… 

Y lo que es peor, esto les ha supuesto un problema que se agrava con el tiempo. Hay quien cree que está rota, que hay algo mal en su cuerpo porque lo sienten muy poco o demasiado, quien intenta convencerse de que le gusta porque su grupo de amistades está inlove con el aparatito, quien cree que tiene una disfunción porque no disfruta con el juguete, quien por circunstancias médicas (ansiedad, depresión, medicación…) se frustra porque no le funciona…

EDUCACIÓN SEXUAL, ¿DÓNDE ESTÁS?

Muchos de estos problemas y quebraderos de cabeza aparecen porque carecemos, como sociedad, de una buena educación sexual. Se nos ha «enseñado» que la penetración es la panacea y que masturbarse es de putas. En nuestros primeros encuentros eróticos, por inocencia, vergüenza, pudor o timidez, no es raro que las mujeres cis (al menos) nos dejemos llevar o hacer sin cuestionar nada. Que por ello nos quedemos con ganas de un orgasmo cuando nuestro partenaire expulsa sus últimas gotas, y que no seamos capaces de llevarnos la mano al toto para alcanzarlo por nuestra cuenta.

Con el tiempo y la experiencia eso, por fortuna, va cambiando.

Nos importa entre nada y cero lo que piense de nosotras si nos masturbamos, pedimos lo que queremos y hacemos sólo aquello con lo que estamos cómodas. Por supuesto, hay excepciones. Pero a poco que nos haya intrigado nuestro cuerpo, sabemos cómo funciona y cómo darle lo que quiere.

 

No obstante, esa falta de educación sexual nos lleva a creer que nuestra experiencia es como la del resto, que lo que nos hace vibrar como un martillo neumático culminando en orgasmo funcionará igual con cualquiera, y que «tía, es imposible que no te corras en 2 minutos con el succionador».

La promesa del orgasmo en 2 minutos: No prometas nada que no puedas cumplir, y no des por hecho que tu orgasmo es igual que el mío. Cuenta, ¿tú querrías que tu amante te despachara en 2 minutos? 

Mamanoleas