Llega septiembre y con ello la vuelta al cole, al trabajo, a la universidad, al instituto o a cualquier situación que absolutamente siempre será peor que no hacer absolutamente nada tirada en tu señora hamaca, montaña, hotel o cama, que tampoco somos tan exquisitas.

Como yo, muchas de ustedes se estarán planteando si cambiarse de piso, si irse de casa de sus padres o si cambiar de vida de una vez por todas y para siempre. Asumo que si os estáis planteado algo por el estilo, ya habréis hecho la lista de pros y contras. Pues bien, aquí vengo yo a traeros motivos por los cuales vivir sola es una de las mejores experiencias de mi vida. La parte mala de los gastos, los alquileres y de más ya los hacemos en otro post, que me estropean los chakras.

1. Puedes ir desnuda a todas partes 

Bendita maravilla del señor, yo es que de hecho creo que soy nudista de alma. En cuanto cojo un poco de confianza ya voy despelotada, no necesito ni que seamos amigos, me flipa ir desnuda. De hecho hace nada vino la amiga de una amiga a casa a la cual acababa de conocer, me tenía que cambiar para irnos de fiesta y le pregunté ‘¿Tienes algún problema con ver a gordas desnudas?’. Me respondió que no, así que me hice el pelo, me maquillé y me pasee por el hogar como mi señora madre me trajo al mundo y, chica, qué bien.

2. Llevas tus propios horarios y nadie te juzgará por ello

Duermes hasta cuando quieras, te acuestas cuando te da la gana, comes lo que te sale del petete y nadie estará ahí para mirarte con cara de mierda o para sacar juicios sobre tus comportamientos. Eres libre, querida, puedes hacer lo que te salga del toto.

3. Puedes beber de la botella directamente

Porque es absolutamente toda entera para ti, olvídate de coger vaso para echarte el agua. Ahora puede ir del frigo a tu boca directamente, porque eres el único ser humano que va a posar sus labios sobre ese diámetro.

4. Libertad absoluta para invitar a quien te dé la gana 

Que quieres traer a todo el mundo a tu casa para cenar, hacer botellón o jugar al parchís: puedes. Que quieres traerte a un maromo para echar pinchitos varios: puedes. Que no quieres invitar a absolutamente nadie porque no te apetece una basura: también puedes. Maravilla pura.

5. Todo lo que cobras lo inviertes en ti misma

Tu sueldo íntegro es todito entero para ti, te lo puedes gastar en lo que quieras, en lo que necesites o puedes pasar penurias en post de ahorrar lo que te haga falta para pegarte ese viajecito o pagar la entrada para el coche que tanto te gusta.

 

6. Nadie te va a robar cosas de los armarios 

¿Te acuerdas de aquella vez que te desapareció medio bote de colacao? ¿O aquella mañana que querías ponerte una sudadera y resulta que te la habían cogido? Pues todo eso se acabó, nadie te va a coger nada para ‘reponértelo’ al día siguiente y que ese día siguiente jamás llegue.

7. Solo te tienes que preocupar de tus mental breakdowns

Cuando llegues a casa echa polvo después del duro día que has tenido en el curro o en la universidad no habrá nadie deprimido, no habrá nadie llorando en tu sofá viendo Netflix, no tendrás que escuchar como nadie te cuenta sus penas. A no ser que tú seas maravillosa amiga y quieras invitarla a pasar la noche con tu hombro.

8. Puedes tenerlo todo ordenado a tu gusto

O desorndenado, eso ya va con cada una. Limpias cuando quieres, cuanto quieres y como quieres. Tú te ensucias, tú te limpias. El balance perfecto y absoluto. Nadie te va a mover tus cosas de sitio, nadie va a manchar tu baño y nadie se va a dejar los platos sucios sin fregar.