Ayy. Au pair, del francés «Nun sabez dondë te metez» y es que ser Au pair es una aventura, pero de las de la jungla, con monos y todo incluido. Aún así, si has sido Au pair seguro que recuerdas con cariño las experiencias vividas y te identificas con alguna de estas:

1) No entiendes ni papa:

Las primeras semanas no entiendes NADA. Da igual el nivel que tengas o lo mucho que te lo hayas currado. Se te va a quedar cara de pepino cada vez que alguien te hable. Pero no te preocupes que se te pasa con el tiempo.

2) intentas aparentar ser nativa:

Todos lo hemos hecho y llega a ser hasta divertido. El truco está en responder a todo que sí y que no y así no nos pillan. A lo mejor el de la tienda piensa que eres gilipollas, pero tú eres feliz.

Soy el boss del barrio

3) Te tomas con humor el clima:

El primer día lloras y bueno vale, puede que el segundo también, pero cuando llevas un mes sabes que the show must go on y que tres gotitas (o una ventisca) no van a impedir que salgas en tu día libre.

Un poquito de lluvia no amarga a nadie

4) Puedes ir al curro en pijama:

HOLA? ¿Hay algo mejor que ir a currar en pijama con las zapatillas y los calcetines de pelitos? Me muero del gusto.

5) No desconectas:

¿Por qué mi cuarto no puede ser un portal a una isla paradisiaca sin niños? Porque juro que como escuche un grito más los ahorco con hilo dental. Y voy en serio.

¿Por qué no te callas?

6) Te exterminan las ganas de ser madre:

¿Materni…qué? ¿Eso se come?

NO

7) Bendices al todopoderoso televisor:

Tu adoración por la caja tonta raya lo fanático. Que dios bendiga al que inventó Pepa Pig, La patrulla canina y cualquier cosa que los haga callarse más de diez minutos seguidos.

Cuando no encuentras el mando de la televisión

8) No puedes evitar el sentimiento de alegría cuando escuchas a Españoles:

Reconócelo, cuándo escuchas a un español hablar te inunda un sentimiento de hermandad como nunca. Da igual que no lo hayas visto en tu puta vida, te dan ganas de cogerlo de la mano y correr al ritmo de torito bravo mientras dais brincos por la pradera.

Te conozco desde hace cinco minutos pero a muerte contigo

9) Tienes ensayada a la perfección la sonrisa falsa:

Por muy bien que te lleves con tu host family a veces sólo te apetece mandarlos a tomar por culo. Y lo harías, si no fuera por el pequeño e insignificante detalle de que te pagan y…vives en su casa.

Fuck you

10) Echas terriblemente de menos la comida de tu país: 

No hay palabras que expresen la pena tan grande en el alma cuando abres la nevera y no hay un paquete de jamón serrano o de mortadela con aceitunas. Y ya mejor ni hablamos de una fabada con chorizo o una paellita de marisco. Y a las croquetas mejor ni nombrarlas. Explorar nuevas opciones gastronómicas en un placer para los sentidos pero pocas superan la tostada con tomate, jamón y ajo. Y QUE CONSTE QUE EL JAMÓN FUERA NO SABE IGUAL, no me timéis.

Chicharrones please

11) Te convalidan tres años en estudios superiores de ninja:

No es lo mismo levantarte con un apretón mañanero en tu casa que en la de ellos. Porque sí, bonita, asúmelo, tienes que cagar y esas cosas. Y lo más importante, sin que ellos se den cuenta. Y esto tambien es aplicable a volver borracha como una cuba el fin de semana.

12) Eres una montaña rusa de emociones:

Un día estás en la cima, sintiéndote más libre que nunca, visitando miles de sitios nuevos, haciendo amigos y al siguiente estás hundida en la mierda echando de menos a tu gente, a tu churri o a tu perro. Ser Au pair es eso, irte casi con lo puesto, dejar atrás todo lo que te importa y descubrir lo que amas. Porque si le das una oportunidad, vas a acabar enamorándote de tu país adoptivo, de su gente, de sus costumbres, de sus mitos y leyendas. Créeme, no hay nada más bonito que dejarse perder por el camino. Y ya sabéis, mandadme un tupper de croquetas a Irlanda❤