Lo reconozco: yo NO soy desordenada (la mayoría de las veces). Tengo una estructura mental que ya querría el sistema informático de la policía, solo hace falta ver lo ordenadito que tengo el escritorio de mi ordenador Lazarus. En mi vida, cada cosa tiene su sitio concreto y preciso, el móvil tiene que estar en una posición concreta y en línea con el borde de la mesa, las prendas de ropa siempre se cuelgan debidamente y sin que haya arrugas (y se distribuyen según el tipo de prenda, obvio), todo se dobla antes de colocarse, la estantería del baño tiene incluso subsecciones… Vamos, que parezco una auténtica maniática de manual, como nos explicaba en su artículo la preciosa Alba.

Pero precisamente por este don/maldición, no he podido evitar fijarme un montón en los casos contrarios a mí: la gente desordenada. Admiro a esta peña. Trabajan maravillosamente con su alrededor hecho una leonera. Fascinante…

Por eso, he hecho una lista de puntos en común que he encontrado en la gente desordenada:

  • A pesar del caos que parece reinar en sus dominios, saben dónde está cada cosa. Todo. ¿El secador de pelo? En la cesta de debajo del lavabo, entre los coleteros y las toallas pequeñas. ¿El libro de la Inquisición para un maldito trabajo? Pues detrás del bote de agujas de hacer punto, claro.
  • Tienen cosas que jamás creeríais. Tienen objetos tan raros que los de Cazatesoros (la mítica serie, ¿os acordáis? Vaya flashback) deberían hacer una temporada especial buscando reliquias en habitaciones de gente desordenada.
  • Nos miran raro a la gente ordenada cuando decimos «Ay, perdona, tengo la casa hecha un desastre». Sí, a veces tenemos una hostia.
¿En serio, bitch, desordenada?
  • Han masterizado la técnica de camuflaje de fondos para las fotos. Una cosa es tener un lío de cosas en la habitación, y otra muy distinta es que todo Instagram sepa que tienes tropecientas camisetas por planchar.
  • Aprovechan cualquier superficie utilizable. En serio, tienen una capacidad brutal para encontrar más sitios de los que hay. La encimera de la cocina es un muestrario de electrodomésticos y cacharros varios. En el baño hay más potingues que en Sephora. La silla de escritorio, la cama, incluso el armario, en todos estos sitios puede caber ropa. ¿Y el propio escritorio? Tiene tantas cosas que parece Nueva York vista de lejos.
  • Han desarrollado movimientos ninja para moverse por su casa. Ahora mismo, podrían llegar a la caja fuerte de cualquier casino sin desactivar los láseres detectores de ladrones.
  • El riesgo de avalancha al abrir cualquiera de sus armarios es REAL. Como que he acabado sepultada por tuppers en alguna ocasión de «Alcánzame esa tarrina de la tapa roja». Lo siguiente que recuerdo es que un San Bernardo me estaba rescatando.

  • Tal vez alguna vez se les haya perdido algo, pero ¿y la alegría de encontrarlo? ¿Y la emoción de encontrar algo que no estabas buscando? La gente desordenada vive con ilusión.
  • Aprovechan el tiempo de otra forma. Ya que las cosas se van a desordenar igual, ¿por qué no emplear ese rato en algo realmente productivo? Como… Leer, ver una serie, pasear al perro… ¡Las posibilidades son infinitas!
  • Si intentan reorganizar su cuarto, no dura ordenado ni diez minutos. Y es que el universo tiende al caos, pero a su alrededor se potencia ese efecto. Habrá que hacer caso a las señales.

En realidad, son gente muy creativa y están estupendamente teniendo las cosas «a su manera». Y es que hay que vivir a la manera de cada uno. ¿Eres una persona desordenada? ¡Estupendo! ¿Eres una maniática del orden? ¡Pues estupendo también! La cuestión es estar a gusto en nuestro entorno y con las cosas que hacemos.

¿Y tú, loversizer? ¿A qué grupo perteneces?

 

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