El verano en el norte mola más. No es que lo diga porque yo vivo aquí arriba, pero aunque por toda España haya sitios preciosos y súper divertidos para veranear, el verano norteño gana por una sencilla razón: se puede respirar. Y además por todo esto:

1. Las playas

Vale, por todo el país podemos encontrar playas preciosas, pero:

2. Las olas.

El Mediterráneo es una balsa calentorra. Te metes y te metes y no hay manera de sentir un poco de ‘intensidad’, de meneo, nada. Piscina. Dónde estén unas buenas olas que surcar con tu colchoneta que se quiten las balsitas. 

norte2

3. LA COMIDA

Vale, en las comunidades del norte no se termina de implantar la tapa gratis, pero tan solo os diré unas palabras por las que creo que bien merece la pena pagar: pulpo, cachopo, fabes, sidra, chuletón, txakolí, pochas, pintxos, menestra, txangurro, espárragos, ¿sigo? Porque podría llenar la página entera.

4. La gente

Y no me refiero a que la gente sea más o menos maja, hablo de que, sencillamente, hay menos gente en general y eso cuando lo que necesitas es descansar es un plus. No hay que pelearse por un hueco decente en la playa, por ejemplo.

5. El silencio

Si hay menos gente, hay menos ruido, menos gritos, menos ‘turismo familiar’ con abuelas gritando, niños llorando, madres desesperadas, balones en tu cabeza.

6. Hay menos guiris

Por lo general, los extranjeros visitan el norte en busca de turismo cultural y sobre todo son peregrinos recorriendo el Camino de Santiago. Aquí encontramos pocos guiris rosas, de esos que van sin camiseta y andan gritando borrachos perdidos a cualquier hora del día. Y también es más raro ver ‘Free Sangría shots’ ‘Fish&chips Paella’ y otros carteles de dudosas ofertas en extrañas traducciones.

playa3

7. Abrir la ventana por la noche y que entre fresco.

No hay nada que de más gusto que refrescarse en la terraza de casa. Abrir la ventana por la noche y que entre una bola de fuego no es una experiencia muy agradable. Eso es un fenómeno desconocido por aquí arriba.

8. Llevar chaquetica por si refresca

La ropa de verano puede que sea muy chachi, pero en tres meses está bien poder lucir alguna de las chaquetas veraniegas tan monas que tienes en el armario. Y qué me decís del gustico que da notar que corre aire y estar tan bien, sin sudar, sin sufrir, con tu chaqueta bonita a los hombros. 

9. Dormir tapada

En general, poder dormir. Pero tener que cubrirse con la sábana o incluso el nórdico porque entra fresco, es una gozada. Diría incluso que una de las sensaciones más placenteras del mundo.

10. El verde

¿No os da pena ver campos amarillos y campos amarillos y campos amarillos? El verano norteño implica mucho más que playas. Paseos por montes, por bosques frescos y llenos de árboles verdes verdísimos y RESPIRAR.

11. La lluvia

Igual no entendéis que diga que la lluvia mola. Pero ¿qué tal una pequeña tormenta de verano que alivia el calor sofocante? ¿Y lo bien que huele todo después? Lo bueno del calor norteño es que sabes que antes o después llegan las nubes negras a soltar una buena tromba y se van dejando todo a una temperatura perfecta para seguir viviendo.

La foto destacada es la playa de Itzurun, Zumaia. Foto de Turismovasco.com