Soy muy de quejarme todo el rato y de odiar casi a nivel profesional. Pero hoy he venido a abriros mi corazoncito negro para demostrar que hay cosas que me hacen muy feliz y que convierten al mundo en un lugar mejor, lleno de magia, de purpurina, de confeti y de exaltación de todo.
Los mentalismos. Esa maravillosa conexión entre dos personas que están pensando exactamente lo mismo sin necesidad de hablar ni de nada. Hay algunos mentalismos que, cuando los vives, te hacen sentir el ser más especial y feliz del universo.
Salir a tomar una caña y liarte. Porque da mucho gustito y porque suelen ser las mejores noches, esas en las que no tienes puesta ninguna expectativa. Y es que, pese a la resaca del día siguiente, liarnos nos hace muy feliz en general.
Los audios de WhatsApp. ¿Qué coño hacíamos antes de los audios de WhatsApp?
El olor a tinta de los tebeos (y de los libros en general). En serio, que dejen de echarle droja a la tinta, que hay algunos libros que es abrirlos y ese aroma embriagador consigue transportarte, no sé, a Villa Felicidad o algo.
La comida. Que dice Perra de Satán que la comida no da la felicidad y puede que tenga razón, pero yo soy muy feliz cuando me hacen cocido y arroz con leche. O pisto con arroz. O canelones. O pizza.
Que te llegue un pedido online. Los nervios hasta que llega. Que no te la líen los repartidores. Abrir el paquete. Probar el producto en cuestión. Que sea lo que esperabas. FELICIDAD SUPREMA.
Recibir una postal en el buzón (o cualquier otra cosa que no sean ni facturas, ni publicidad). Es maravilloso pensar que hay una persona que, desde cualquier punto del planeta, se ha acordado de ti y ha gastado tinta y tiempo en dedicarte unas lineas en un trozo de cartón.
Una nueva temporada de tu serie favorita. Nos podemos pasar meses nerviosis desde el primer teaser, trailer, filtración, whatever… hasta que por fin llega a la pantalla de tu ordenador o televisión. Ese momento en el que empieza a sonar la música de la entradilla, esa tranquilidad del alma… (Esto también es aplicable a las películas y a casi cualquier contenido audiovisual).
Estrenar ropa. Hay algo muy mágico en estrenar ropa. No sabría explicarlo bien, pero da igual que sea un vestido, unas bragas o unos calcetines… el guapo se te sube y vas por la calle irradiando molonidad y felicidad extrema.
Pillar todos los semáforos en verde. Y es que te hace sentir como una puta jefa del universo, joder.
Los animalicos. Gracias Internet por esa cantidad de videos de animalitos preciosos que consiguen levantar hasta el peor de los días. GRACIAS. (Si algún día me notáis de bajona, ponerme un perrete al lado… la felicidad es instantánea).
Que suene tu canción favorita en un bar y volverte, literalmente, loca. Cuando tu canción favorita suena en el supermercado ya es el acabose y el videoclip loco cogiendo los puerros para la cena.
Los gifs. La vida moderna a veces tiene cosas muy guays y, probablemente, los gifs sean una de las pequeñas cosas que más loca de felicidad me vuelven. Hay aunténticas joyas animadas, joder.
¿Y a vosotras? ¿Qué pequeñas cosas os hacen muy felices?
