En esta era loca de Internet el que no se entretiene es porque no quiere.  Mi ordenador y mi tele últimamente solo visitan Netflix o páginas para descargar películas o series (ilegalmente, por supuesto, porque somos criaturitas maquiavélicas y sin remordimientos). Pero ya sabéis que a veces es toda una aventura. Hoy en día, uno de mis hobbies favoritos es intentar averiguar qué botón de descarga es el correcto sin tener que pasar antes por chorrocientas páginas que me hablan de cómo hacerme rica en dos minutos o de todas las chicas de mi zona que están interesadas en conocerme. A veces también aparecen algunas que me piden mi número de teléfono para poder ver el episodio, pero normalmente no lo doy que seguro que me gastan el saldo.

Y así paso el ochenta por ciento de mis noches y fines de semana, procrastinando frente al televisor enganchada a la vida de unos personajes por los que normalmente siento emociones más intensas que las que siento por personas reales de mi alrededor. Porque, después de ver infinidad de capítulos piloto de diferentes series, cuando encuentras esa historia que te llena, que te engancha, que te hace ver temporadas enteras sin levantarte para ir a mear piensas “SIIIII” y entonces te despides de tu familia y amigos durante unos cuantos meses. “Os quiero”, les dices, “regresaré pronto de este universo imaginario que algún escritor friki ha creado para mi regocijo. No me olvidéis”. Sé que todo esto os suena demasiado. Somos borreguitos de carne débil. A todos nos pasa igual.

YO.
YO.

Sin embargo, a pesar de sentirme parte de esta generación chupaseries, hay algo que me hace sentir totalmente apartada de esta sociedad y que me aísla del mundo. Cuando lo cuento, la gente se echa las manos a la cabeza y sueltan gritos de asombro. Y es que, señoras y señores, YO NO VEO JUEGO DE TRONOS. Sí, lo reconozco, lo he intentado. Vi los dos primeros episodios de la primera temporada y me quedé tan dormida que rozaba el coma profundo. No sentí la más mínima curiosidad por continuar la historia y la dejé. No sé nada sobre los Lannister, ni Khalessi, ni Jon Snow, ni sé cuándo vendrá el invierno.

59375726

Aunque no lo creáis hay más gente como yo. Internet tiene que reconocer que hay gente a la que no le gusta Juego de Tronos. No entendemos los memes que rondan por la red, y nos dan igual las teorías conspiranoides sobre la muerte de sus personajes. Además (OJO! SPOILER!) tiene pinta que no va a quedar ni uno vivo. Pero no, no hay cabida para nosotros en este mundo cruel. Todo en mi timeline de Facebook hace referencia a las capas de pelo de animal, al incesto, a la muerte y al empotrador máximo que es Khal Drogo.

Que no, coño, que no.
Que no, coño, que no.

Queridas personas del mundo, desde aquí hago un llamamiento en nombre de todas las personas marginadas por la fría y vengativa Internet. ¡Tengan piedad de nosotros! ¡Estamos hartos de conversaciones en las que no podemos participar, de fotos de memes con las que no nos podemos reír, de grupos de WhatsApp cuyo nombre hace referencia a algo relacionado con la serie! ¡Nosotros también existimos!

Por la re inclusión en la sociedad de los no-fans de Juego de Tronos. Amén.

Mel B.