Hoy, C. nos platea otro de esos eternos problemas; esperar a lo que surja o marcharse para no sufrir cuando la otra persona no quiere compromiso.

¡Hola Eva y weloversizers! Soy una chica de 30 años que decidió bajarse Tinder después de un tiempo de sanación tras una ruptura. El caso es que llevo un mes quedando con un chico encantador, es simpatiquísimo, extrovertido, atento, cariñoso y entre los dos hay bastante feeling, nos gustamos y obviamente siempre terminamos en la cama (por mi parte encantada y por la suya también) y después terminamos durmiendo abrazados. Tenemos conversaciones interesantes y hay muy buen rollo y conexión entre los dos, nos sentimos muy bien cuando estamos juntos y  la verdad se nos pasa el tiempo volando. 

El problema o el inconveniente viene, cuando él deja claro que no quiere nada serio, yo en principio tampoco tenía expectativas, pues iba a un rollete y a lo que surja, pero ahora estoy notando que me estoy encariñando y que cada vez me apetece tener más quedadas con él, cuando se lo propongo él encantado (también las propone él) aunque casi siempre soy yo la que abre conversación y en ocasiones me corto de proponer quedar más veces por que pienso que puedo agobiarlo.

Estoy en el punto que me da miedo seguir encariñándome y finalmente pasándolo mal. ¿Me sigo dejando llevar a lo que surja? Espero tu opinión como cuando hablo con las amigas!! Gracias😊😊😊


Querida C. voy a tratar de darte una respuesta concisa y rápida:

NO.

Al menos no como lo estás haciendo ahora mismo.

No te metas de cabeza en una relación que, en realidad, es un sucedáneo de lo que realmente quieres.

Creo que cada persona tiene derecho a buscar lo que desea y encontrarlo. Por tanto, si tú lo que quieres es alguien que, cuanto menos, no se cierre a construir una relación y te encuentras a alguien que está cerrado a ello, lo mejor es no seguir. Es como si necesitaras sal para terminar de hacer un potaje y lo único que hay en el supermercado es azúcar. ¡Claro que te lo puedes llevar a casa! E, incluso, echárselo al potaje. Pero, ¿te comerías ese potaje sin sal y dulce? ¿Te sabría igual? ¿Te lo acabarías sin pasarlo mal? Lo dudo. Pues esto es exactamente lo mismo; si tú quieres algo y te conformas con un sucedáneo, al final los dos lo vais a pasar mal.

Tú lo vas a pasar regulinchi porque vas a estar pendiente de que él acabe sintiendo lo que tú deseas que sienta. Y, tal vez, para ello vas a empezar a hacer cosas que no son tú. Por ejemplo, si odias el fútbol, mientras que él es un enfervorizado hincha de un equipo, puede que empieces a ir con él a ver el fútbol para que él se de cuenta de la maravillosa mujer que eres y caiga rendido a tus pies ¡Pero es que tú  no eres eso! ¡Odias el fútbol! Como podrás entender, es sólo un ejemplo. O, tal vez, empieces a presionarlo inconscientemente para que te de señales que no salen de él.

Y él, también. Porque si yo soy azúcar pero tú quieres que sea sal, voy a empezar a sentir una presión que no me gusta, pero -y ante todo- porque no respetas que yo no quiero tener lo mismo que tú.

Creo que la solución pasa por algo que todo el mundo debería practicar más a menudo: la comunicación.

El «lo que surja» no es una carta blanca para esperar que surja lo que tú necesitas.

C., habla con él. Dile lo que sientes y que, si bien al principio estabais en el mismo punto, ahora tú no estás en ese momento vital. Aprende a decir lo que deseas, lo que necesitas, lo que realmente quieres y te hace feliz. Ese «lo que surja» ya ha pasado; a ti te han surgido sentimientos más allá de «quedamos, nos reímos, echamos un polvo y hasta la próxima». El «lo que surja» significa estar abiertos a que sucedan cosas, ya sea tener cada vez más sentimientos, ya sea mantener una relación sin compromiso emocional, pero siempre que las dos personas estén en el mismo momento y surjan las mismas cosas.

El «lo que surja» no es una carta blanca para que esperes a que surja lo que tú necesites, sino que cuando surja algo diferente a lo que habíais establecido al principio -esto es, nada de compromisos- podáis tomar la decisión conjunta de si eso es lo que queréis los dos. Cualquier otra estrategia, como esperar a que él se de cuenta de lo maravillosa que eres y así enternezca su rudo corazón, es un cuentito que te cuentas a ti misma para ser la heroína del cuento. Y no, querida C. los cuentos están geniales para un ratito por la noche con los enanos, pero no para vivir en ellos.

Si uno siente algo, es su responsabilidad personal decirlo y darle a la otra persona la posibilidad de decidir. Pero para eso necesitas dos cosas; autoestima, para dar valor a tus deseos y necesidades, y valentía, entendida como falta de miedo de perder la relación.

C. pregúntate ¿qué valor doy a lo que realmente quiero y deseo de este hombre? ¿creo que me merezco tener lo que deseo? Entonces, si te mereces lo que deseas ¿por qué no lo pides? Quizás él también tenga estas mismas dudas ahora mismo y vuestra historia acabe en un «y comieron perdices». Quizás, no. Pero jamás podrás echarte en cara que no te tuviste en cuenta sin meterte en cuentos.

Con amor,

 

Eva.

 

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