Hablamos día sí y día también de las numerosas putadas que supone tener la regla (porque a quién queremos engañar, no es como los pintan los anuncios de compresa), pero hay que reconocer que esa semanita del mes tiene su lado bueno: sacamos a la luz nuestros verdaderos superpoderes. Vaya, que si nosotras fuésemos las protagonistas de Infinity War, la película no duraba ni cinco minutos.

  1. Somos putas magas ocultando los tampones y las compresas

Que también digo yo, ¿por qué? Ni que acabásemos de secuestrar a un perrito y le estuviésemos llevando al baño para huir por la ventana con él en brazos.

  1. Tenemos una habilidad innata para diferenciar el dolor de regla del “hostia que me cago”

Aun así, a veces el detector falla y te ves en pleno transporte público con la Siri del metro diciendo “próxima parada Sol” mientras tú piensas “próxima parada ME CAGO VIVA”.

  1. Autocontrol digno del mismísimo Buda

Por desgracia, algunas mujeres sufrimos unos ligeros cambios de humor durante la regla que no tendrían porque obstaculizar en absoluto nuestro día a día sino fuera porque SIEMPRE nos topamos con el típico gilipollas que te suelta “joder, estás con la regla eeeeeh”. No sé cómo lo logramos, pero controlamos nuestros instintos asesinos. Otro mes sin estar preñadas, otro mes sin ir a la cárcel por homicidio.

  1. Distinguir en segundos la ropa potencialmente mortal

Es decir, aquellas prendas que van a apretar tus ovarios exprimiendo cada gota de sangre y haciendo que maldigas a Asos, Inditex o a quién haga falta por crear un cacho de tela potencialmente mortal. Por suerte con los años hemos aprendido a distinguir ese tipo de ropa.

  1. Controlar los estornudos asesinos

No sé si esto es solo cosa mía, pero como me de por estornudar a lo bestia cuando tengo la regla reviento mis ovarios. Por suerte he aprendido a ver venir los estornudos convirtiéndolos en sutiles ruiditos para que mi vagina esté a salvo.

  1. Hacer vacío como si fueses un tarro de mermelada

Dícese cuando notas que te acaba de bajar la regla así que aprietas los músculos coñiles con tanta fuerza que de ahí no sale ni oxígeno. Lo malo es que te toca caminar como un pingüino hasta el baño.

  1. Darles más amor a tus tetas que a tu churri

Porque sí, LAS TETAS SUFREN y por lo tanto hay que mimarlas. Libres domingos y domingas salvo cuando te da por caminar dos metros, entonces te tocará agarrarlas hasta con bridas porque el más mínimo balanceo será como un castigo infernal.

  1. Volverte una experta en manchas

Eres como la señora del anuncio de Neutrex que venía del futuro pero versión low cost. Aun así sabes cómo limpiar las manchas de sangre de todos los rincones de tu hogar. Ya sabes, sábanas, pijamas, bragas viejas, la alfombra del baño que se manchó sin querer cuando te metiste a la ducha…

  1. Quererte hasta en tus peores momentos

Porque otro de los maravillosos efectos secundarios de la regla son las bajadas de autoestima (¡BIEEEEN!). Da igual, tú te miras al espejo, te cagas un poco en los cambios hormonales, te pones un buen pintalabios rojo a juego con tu chochet, y sales a petarlo a tope. Es ley de vida.

  1. Seguir con tu vida pese a la fiesta que hay montada en tu entrepierna

Y nos merecemos un aplauso, porque muchas veces es un sopor físico y psicológico seguir con nuestro ritmo de vida durante esos días Y AUN ASÍ LO HACEMOS.

 

Así es señoras, somos fucking superheroínas, así que a lucir con orgullo nuestra capa roja.