Cuaaando lleeega el calooor, los chicooos se enamoooran. Pues espero que no sea de mí porque entre mirar cortes de pelo para pasar un verano fresquito y un invierno de arrepentimientos, elegir esmalte de uñas que me combine con las sandalias y ponerme al día con todas las series y libros que me he dejado durante el año, no me queda tiempo para nada. Y para el amor menos.

¿Qué no? Te digo yo a ti que no.

Confieso que esto no siempre fue así y en la época donde veíamos las gemelas de Sweet Valley o Erreway (la argentina que RBD era una copia) mis amigas y una misma suspiraban por un enamoramiento al sol de agosto, mientras paseabas por la playa con tu Super Pop en las manos deseando toparte con ese mozalbete que te hiciese la quincena familiar en Torrevieja memorable. Uff… se me ha puesto la piel de gallina del mal rollo que me daría ahora. Si tengo un mes al año para descansar lo mínimo que pido es tranquilidad, sin mensajitos de por medio donde me prometan la luna, ¡que yo quiero sol!

Mi madre dice que es la edad, que nos asienta las neuronas pero yo digo que es la experiencia, que nos las multiplica. Los recuerdos de amores de verano pasados pesan más que el capazo el primer día de playa, que te crees que te va a dar tiempo a hacer snorkel, echarte unas palas, leerte dos libros y tres revistas, grabar la fauna marina con tu cámara acuática de Amazon y nadar hasta la boya sobre el flotador de unicornio. Pues no, ni hay tiempo para tanto ni ganas de estresarte y rellenar todas las casillas, ni el primer día de playa ni con tu churri quincenal.

Yo, planeando mi agenda veraniega.

En invierno buscamos a alguien que nos quite el frío, sin más pretensiones. Sin embargo en verano los anuncios de cerveza han inflado nuestras expectativas haciéndonos ver lo más normal es que un tiarrón se siente enfrente tuya en la terraza del bar de siempre y en el primer sorbo ya os estéis partiendo de risa y planeando un verano juntos. ¿Y el resto de tus planes? No te engañes porque este tío ha desaparecido antes de que llegue la cuenta pero claro, eso ya no sale en la tele que hay que acortar.

Así que sí, he cambiado el «este verano va a ser el nuestro» por «va a ser el mío». Y el de la gente que quiero el resto del año y eso excluye directamente a todos esos que desaparecen más rápido que tu moreno. Que la época de la Bravo ya pasó, ahora me merezco un verano de Stephen King donde las decepciones se terminen cuando desenvuelvas tu próximo helado.

Oh yeah