Tengo 21 años y hasta el verano pasado nunca me había depilado el chichi. Sé que suele ser al revés, que con los años dejamos de hacerlo pero la verdad que siempre había tenido poco pelo y no lo había sentido una necesidad, de hecho lo hice por pura curiosidad de verme en bikini sin pelos sobresaliendo por él pero en ningún caso fue por estética o moda porque siempre me ha dado igual eso y he afrontado los comentarios sobre mis pelos con bastante indiferencia. Vamos, que me ha sudado el coño cada vez que alguien me decía que me tenía que depilar o que dónde iba con esos pelos. 

Antes de nada, maldita la hora que me aconsejaron hacerlo con cera porque joder, ¡¡¡¡qué daño!!!! Me acordé más de mil veces de las amigas que me dijeron lo de «no te lo hagas con cuchilla que crece más fuerte, mejor cera». Dejando a un lado eso, cuando la muchacha esteticista terminó, el mero hecho de ponerme las bragas se me hizo súper raro, teniendo en cuenta que nunca había sentido un roce tan directo piel-braga. No me había planteado que me chocaría tanto ver mi parrusa al descubierto pero cuando llegué a casa y me vi en el espejo del baño tuve unos 15 segundos de shock, analizando lo que estaban viendo mis ojos.

Hasta la fecha solo había visto chichis peludos como el mío o directamente los «chichis de revista» que los llamo, que son los que salen en el porno o en cualquier foto de chichis: los labios recogiditos, color claro, piel lisa, ni un puto grano interno…En fin, una maravilla. Por eso, cuando vi la realidad del mío pensé que el tirón de la cera había hecho que se salieran los labios hacia fuera o alguna movida paranormal. Yo, dispuesta a reclamarle a la esteticista el destrozo estético que le había hecho a mi chichi, me puse a googlear si esto que veía en el espejo era normal.

La pregunta es clara: ¿Por qué no nos explican esto? Empecé a encontrar fotografías de todo tipo de chichis: abiertos, cerrados, recogidos, desiguales y en ese momento fue un alivio entender que no tenía un chichi defectuoso pero a la vez os prometo que me sentí estafada. Por suerte siempre he tenido muy buena autoestima y, como os decía, el hecho de depilarme fue más curiosidad que otra cosa, pero estoy segura que a muchísimas chicas les puede acomplejar pensar que tienen un chichi “poco normativo” (ya que en esta sociedad todo lo catalogamos así hoy en día) y me dio rabia que nadie se digne a contarnos la verdad: que no pasa nada por la forma que tenga tu chichi, tu almeja, tu coño, tu parrusa o cómo tú quieras llamarlo, que lo normal es que existan diversas formas y eso no los hace ni mejores ni peores.

Esa fue la única vez que me depilé porque qué manera tan absurda de sufrir pa’ na’ pero me sirvió de mucho, amigas. Ese día aprendí que existen tantos tipos de coños como mujeres en este planeta y qué maravilla saber que hasta esa parte de nuestro cuerpo es única e irrepetible. Que nada ni nadie os haga avergonzaros de vuestros jujus, cariñinas (L)

 

Anónimo

 

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