Puede que si no sois creyentes me tachéis de loca y creáis que nada de lo que digo tiene sentido, pero si tenéis fe y creéis en Dios pues fliparéis casi tanto como yo o quizá no, pero a mí me está encantando todo lo que estoy viviendo desde el mes de enero, cuando empezaron los ensayos de los costaleros de los pasos de Semana Santa de mi pueblo.

Yo soy creyente, devota y folclórica, tengo el pack completo. Por supuesto que hay cosas de la Iglesia que no me gustan, me considero una mujer feminista y dueña de su vida, pero cuando hablamos de fe: la tengo. A cantidades industriales, yo soy de las que reza antes de presentarse a un examen, de las que hace peregrinaciones cuando tienen que operar a un familiar y de las que antes de dormir se echa sus tres Ave Marías para que le salga novio.

Además de creyente soy romántica, muy mucho, muchísimo. Soy de las que se pone comedias románticas para cagarse en su existencia y pensar que su vida no tiene sentido. También tengo 35 años y miedo a quedarse sola el resto de mi vida, que sí, que ya lo sé, que gracias a esta web he aprendido que no hay malo en estar soltera y entera, pero que a mí me gusta el amor y que yo quiero mi historia de amor eterno, no lo puedo evitar.

Pues bien, igual es casualidad, igual es el destino, igual es la vida misma, pero yo quiero pensar que el mérito lo tiene mi Señora de la Salud, que no la quiero más pues porque no se puede. Llevo sacándola a hombros cada Jueves Santo desde que tengo 18 años y porque no me dejaban antes, sin fallar ni una sola vez. Cada vez que quiero algo muy mucho yo se lo pido a ella y la tía me lo concede, de verdad que sí. Hasta el día de hoy ni una sola cosa me ha negado, cómo no amar.

Pues bien, el año pasado le pedí novio. Que sí, que es jugar sucio y que esas cosas no se piden, esas cosas llegan, pero yo ya tengo una edad y no puede ser. Soy una tía grande, en todos los sentidos, alta y gorda. Así que siempre voy en la última vara de costaleras y para mi susto y mi desgracia este año casi no podíamos sacar mi Virgen porque no éramos suficientes. Entre embarazadas, lumbagos y mujeres que ya tienen cierta edad, habíamos tenido 10 bajas y solos 2 altas.

Nos volvimos locas buscando a chicas por el pueblo que quisieran salir, pero los tiempos han cambiado y cada vez son menos las jóvenes que se quieren partir el espinazo para sacar una estatua a pasear por las calles de mi pueblo, no las culpo para nada. ¿Qué ha pasado? Pues que hemos tenido que ceder a que señores nos acompañen para poder salir adelante. Nunca antes en nuestra historia como cofradía había pasado, pero bueno, siempre hay una primera vez para todo.

El caso es que claro, siendo yo una giganta como soy, pues me han rodeado de las nuevas incorporaciones, entre ellas:él. Mira, no me he reído más en mi vida, de verdad os lo digo. Mi capataz nunca ha tenido que reñirme ni que echarme la bronca en los veintisiete años que llevo sacando a la Virgen de la Salud, pero este año me ha dicho de todo en arameo, menudo tonteo llevaba con el muchacho.

Todos los ensayos de risas, de cachondeo. Siempre haciendo lo que teníamos que hacer, pero con tonteo de por medio. Le pregunté y me dijo que era divorciado, que tenía una niña de 8 años y que desde que lo había dejado con su ex mujer no había vuelto a tener nada con nadie. Spoiler: hasta que llegué yo, claro está.

Pues con el paso del tiempo cuando acabábamos de ensayar nos acompañábamos a casa, un día yo a a él, otro él a mí. Después ya pasábamos de nuestras casas y nos íbamos a tomar algo al bar de mi calle o a cenar a cualquier sitio que estuviera abierto a las once de la noche. Nos dimos los números y empezamos a salir juntos los fines de semana.

En una de las comidas de la cofradía estuvimos bebiendo y nos pusimos los dos un poco piripis y me besó, me besó como yo esperaba que me besase, como en las películas. Sé que tengo 35 años, pero qué queréis que le haga, no me había enamorado hasta hoy. Dejadme con mi pavo de 16 años que estoy que me salgo de las hormonas que tengo.

Así que ya veis, cuando menos te lo esperas donde menos te lo esperas, debajo del trono de mi Señora. Cuando estábamos a punto de poder sacarla, va y me regala al señor más espectacular que me he encontrado en mi vida, me lo pone a la verita mía, para que no hubiera lugar a confusiones.

Llevamos juntos desde marzo y este jueves es nuestro gran día, este año las levantás las voy a llevar hasta el cielo, a ver si es vedad que tengo suficiente vida para poder agradecerle todo el amor que me está dando.

 

Rocío G.