Me pilló siendo infiel porque me dejé el Whatsapp abierto en el PC

 

¿Vosotras qué hacéis cuándo os aburrís?

Yo cuando me aburro soy un peligro. Me da por ponerme a hacer cosas, no soy capaz de estarme quieta. Y lo mismo me pasa con las relaciones, mientras estamos bien, todo genial. Ahora sí, cuando me aburro… Pues eso, me da por ponerme a hacer cosas con quien no debiera.

Lo sé, lo sé. Si me he aburrido de mi pareja lo normal sería dejarle. Yo la teoría me la sé, lo malo es que, en la práctica, me cuesta aplicarla.

Mi problema es que me aburro, o me canso o lo que sea, pero me da pena ponerle fin a algo que, aparte de que me aburre, funciona bien. Quiero decir, me da pena por la otra persona, por lo que teníamos, por lo que habíamos planeado… En fin, que cuando me doy cuenta de que he perdido la pasión y el interés, se me cruza un poco el cable. Tampoco os penséis que hago esto cada seis meses. He tenido tres relaciones muy serias con las que no me pasó, y otras cuatro menos importantes de las cuales… tres se fueron a la mierda porque fui a buscar por ahí las emociones que no encontraba con mi pareja.

Lapidadme si queréis, más me he fustigado yo. Pero no vengo aquí a hacerme la víctima de mis conflictos internos ni a que me echéis la bronca. Vengo a contaros que engañar a tu novi@ es mal. Que no se hace y que no compensa y todo eso. Y, además, a dejar claro, por si alguien lo duda, que ser infiel es muy difícil. Es difícil que no te pillen, quiero decir. La parte de ponerle los cuernos a alguien es la más sencilla.

En mi experiencia os diré que, para mantener a tu pareja engañada, hay que tener un mínimo de inteligencia.

Os lo digo desde el conocimiento de que la mía debe estar ahí ahí rozando la línea. Porque yo he engañado a mis parejas con otros en tres ocasiones y las tres me pillaron. El primero porque nos vieron y le fueron con el cuento. Lo de esconderse cuando te lías con alguien que no es tu novio es de primero de traidor, pero esa lección me la perdí. O el alcohol la borró de mi mente.

 

Me pilló siendo infiel porque me dejé el Whatsapp abierto en el PC

 

El segundo no vale porque le estaba costando enterarse de lo que pasaba y le dejé tantas pistas que casi casi fue como si se lo hubiera contado yo. Y el tercero… joder, con el tercero yo creía que ya me las sabía todas para mantener la farsa hasta que uno de los dos se cansara de estirar un chicle que ya no daba para más. Pero no, cometí un error básico donde los haya. Este chico me pilló siendo infiel porque me dejé el Whatsapp abierto en el PC.

Me había buscado un amante igual de capullo que yo, con novia y muy pocas ganas de que lo pillaran. Nos veíamos solo una vez a la semana, dentro del horario laboral de mi pobre novio y siempre en un lugar diferente, alejado de miradas curiosas.

Lo único que nos podía delatar era el wasapeo diario para contarnos las guarrindongadas que nos íbamos a hacer en nuestro próximo encuentro.

Como ya habréis entendido, yo no hablaba con ese chico porque necesitase charlar.

Para eso tenía a mi novio. Lo que quería era la adrenalina, era sentirme especial y deseada. Era la urgencia carnal, el éxtasis de lo prohibido. Joder, visto así parezco una jodida enferma. Lo mismo no estoy bien. Aunque insisto que estas movidas solo me dan cuando entro en la fase de estabilización de una relación, caigo en que me aburro y me meto en esta mierda del juego a tres bandas para provocar una ruptura que no soy capaz de encarar. Lo cual no ocurre siempre, debo insistir también.

Total, que como ya sabía yo que lo estar wasapeando con un amante bandido, sentada en el mismo sofá que tu novio, no sale bien, se me ocurrió hablar con él solo desde el PC. Con disimulo. Así aprovechaba cada momentito que me sentaba a la mesa, ya fuera para trabajar o para estudiar. Que, mira, la verdad es que no sé de dónde saco el tiempo para tener parejas e incluso amantes, con lo liada que estoy todo el santo día.

 

Me pilló siendo infiel porque me dejé el Whatsapp abierto en el PC

 

Así que yo estaba feliz viviendo en el mundo de fantasía en el que las cosas con el chico con el que acababa de empezar a convivir iban bien, siempre y cuando me diera vidilla siendo una estratega e infalible infiel.

Sin embargo, como ya adelanté, debo de tener la inteligencia justita para caminar y comer a la vez. Porque cuando mi novio me preguntó si podía usar el ordenador para hacer no sé qué cosa que no podía en el móvil, le respondí que por supuesto que podía. Guardé el archivo en el que estaba trabajando, me levanté, aproveché para meterme en la ducha y no fue hasta que salí del agua que se me encendió la bombilla.

Me había dejado el puto Whatsapp abierto. Fui hacia el salón cubierta con la toalla y todavía pingando, pero ya era tarde. Lo supe en cuanto entré y le vi la cara.

Menos mal que el piso era mío antes que nuestro y fue él quien cogió sus cosas y se marchó. Porque creo que, de lo contrario, me hubiera puesto de patitas en la calle descalza y envuelta en una toalla.

En fin, me quedo con la parte buena. Esa relación no iba a ninguna parte y yo he tomado nota por si en el futuro me vuelve a dar por engañar. Lo de no cerrar el Whatsapp seguro que no me vuelve a pasar.

 

Anónimo

 

Envía tus movidas a [email protected]

 

Imagen destacada