“Tía, ¿cómo vas a liarte con ese orco?”. Dijo nunca una mujer, al menos amiga mía. Desde bien jovenzuela, nunca he sentido incomodidad o reparos y mucho menos “confesar” como si se tratara de un pecado capital a mis amigas que me gustaba fulanito o menganito fuera como fuese físicamente y he tenido amigas superficiales y no superficiales, pero más allá de un “a mí ese tío no me mola” no han pasado, porque, chica, la vagina es tuya no mía. A día de hoy, eso evidentemente sigue ocurriendo. Sin embargo, en el sector masculino es una barrera que cuesta de superar y son pocos los elegidos de Dios – con permiso de Maite Galdeano – que se atreven a reconocer que fulanita les atrae, les gusta, se han enamorado de ella, se la quieren triscar, llámalo X, con sus michelines, celulitis o con su prominente columna vertebral.

pablo-motos-ayer-con-las-protagonistas-las-chicas-del-cable-1493115682303
Hay una regla no escrita entre los machos muy machos de que tu grupo de amigos debe dar el visto bueno sobre quién te tiras. Rollo GOT TALENT, ¿sabéis? sí, en plan “for me is a NO”. Porque, claro, sólo uno de ellos va a metértela, pero el resto está en espíritu compartiendo el acto sexual  (eres truhana y señora, te has estado acostando con 10 tíos a la vez y tú sin saberlo). Es muy importante cumplir unas medidas concretas para pasar la MACHO ITV.


Y yo siempre he tenido problemas con ésto, sólo que una era una inocente adolescente que no se percataba del percal. El percal era aprovechar para besarte cuando no hay nadie, te reconozco en el oído “que me ponen las tías como tú, que haya donde agarrar» (un minuto de silencio por los tíos que he querido asesinar al oír ese eufemismo) pero no lo verbalizo porque pierdo 10 puntos de personalidad en la Escala Estacobardíademiamorporella, “me encantaría hacer planes contigo, pero tengo que enseñar a decir MELAPELALOQUEPIENSENLOSDEMÁS a mi loro”… pero luego ves en el stories a los amigos y entiendes que el peer pressure es peor de lo que pensabas y que existe aún para ellos, al menos en la realidad, porque en las apps son otro cantar. Yo en la realidad ligo menos que el indio de Big Ban Theory y en el Tinder hago match con chicos que ya podrían haberme dicho algo a la cara. Aquí algo falla.

A mí vuestra puta presión de grupo me genera ansiedad hasta el punto de que no me he acercado a veces por “si te hago pasar un mal rato”, porque yo soy consciente de lo que valgo y tú también, pero siempre me queda el comecome de generar una situación incómoda para el que “no ha salido del armario” (Sí, en 2017, aún olemos a naftalina). Sin embargo, toda la vida a mi grupo de amigas sí os habéis acercado, la mayoría sin tener la sensación de que ellas os juzguen, no habéis sentido que los ojos de ellas estaban metiéndole pájaros en la cabeza a la tía que te gusta.

Esto es una lacra, una espada de Damocles encima de los hombres (no todos, pero muy común en los más jóvenes) como la que hemos tenido las mujeres toda la vida con el «deber ser» físicamente, pero si por algo nos hemos caracterizado nosotras en los últimos 100 años es luchar por nuestros derechos, sobre todo el derecho a querernos seamos como seamos y a que la sociedad reconozca que no existe un cánon, que deben normalizarse aspectos del ser humano que algún iluminado denominó “defecto” en alguna mañana improductiva de su trabajo (en la que vino a joder al mundo). Que no podemos esperar a que crezcáis para que os la pele todo; que si no entra por la vía de la madurez, tiene que entrar antes por la vía de una mentalidad social positiva que se extienda. Un #positivespreading.

Esto es lo que te espera al otro lado de la puerta del cambio.

Chicos, necesitáis una MEN REVOLUTION. Un grito de guerra, una liberación a lo Braveheart. Esto es como cuando uno empieza a aplaudir y el resto le siguen. Nosotras ya hemos dicho en voz alta lo que queríamos y cómo lo queríamos y lo estamos llevando a cabo. Pensamos en grupo e individualmente en una misma dirección y es tristísimo que vosotros no podáis hacerlo todavía con total libertad. Yo estoy esperando que no sólo seáis unos cuantos eslabones perdidos los que hagáis jaque mate públicamente a los estereotipos y prejuicios (Repetid conmigo: NO EXISTEN LOS PROTOTIPOS), sino que seáis todos o al menos más de los que sois ahora mismo.