Mi ex usa a mis hijos para hacerme sufrir

 

Cuando mi hijo tenía cinco años y mi hija apenas un par de meses, me armé de valor y le dije a mi marido que hasta ahí habíamos llegado.

Estaba agotada de su estilo de vida inmaduro y pendenciero, estaba harta de sus infidelidades continuas. Estaba hasta el pepe de verlo llegar por las noches con las pupilas dilatadas y oliendo a su última conquista, mientras yo trabajaba de sol a sol (recién parida y con la niña todo el día en el portabebés) en el negocio que ambos habíamos montado. Y del que se había despreocupado totalmente.

Con eso y todo, se lo tuve que explicar, porque él no lo entendía.

Pero nos separamos. Contratamos cada uno a su abogado e iniciamos los trámites del divorcio.

Las pasé canutas desde el maldito minuto uno porque, mientras intentábamos establecer los términos de la separación, lo primero que hizo fue desentenderse de los niños. Tanto personal como económicamente.

Mi ex usa a mis hijos para hacerme sufrir
Foto de Alex Smith en Pexels

Llevaba años atrapada en una relación tóxica que me había dejado muy tocada. No obstante, lo peor con respecto a mi ya exmarido, estaba por llegar. Y para quedarse.

Hace más de siete años que nos separamos y mi ex todavía usa a mis hijos para hacerme sufrir.

No importa que no nos veamos. No importa qué tanto me esfuerce en ponérselo fácil para que me ignore. Da igual que haya rehecho su vida completamente, que tenga una relación estable desde hace tiempo. Que haya tenido incluso más hijos con esta mujer. No importa que los jueces me den la razón cada vez que él lleva a los tribunales sus disputas sobre la pensión o el régimen de visitas.

No importa nada.

 

Mi ex usa a mis hijos para hacerme sufrir

 

Él sigue jodiéndome cada vez que tiene ocasión de la única manera que puede, a través de lo que más quiero en este mundo.

Porque ya tengo el culo pelado de preparar juicios, aportar pruebas, escuchar sandeces y dejarme el dinero que no tengo en mi abogada. Estoy de vuelta ya de sus quejas infundadas, de sus whatsapps indignaditos sin motivo y de que se dedique a soltar mentiras en la sala y en cualquier lugar en el que se encuentre con alguien que me conoce.

A mí todo eso hace ya mucho que me da exactamente igual.

Lo que quiero, lo que yo necesito, es que sea un buen padre para sus hijos y deje de utilizarlos y de hacerles daño.

Mi ex usa a mis hijos para hacerme sufrir

Foto de Daniel Jurin en Pexels

Necesito que el mayor no venga de pasar el finde con él y me pregunte si es cierto que, cuando no están, salgo por ahí y meto en casa al primer tío que pille.

Necesito que respete las indicaciones del médico y que administre el tratamiento de la pequeña como es debido. Que no me llegue a casa cuando los trae de vuelta con la piel hecha jirones porque no le ha puesto la crema que necesita para su dermatitis. Esa misma pomada que cuesta un ojo de la cara porque no la cubre la seguridad social. La única que parece calmarle los horribles picores que le empeoran cuando está con él, porque su enfermedad tiene origen nervioso. Esa pomada que compro yo. Él dice que son chorradas que me invento y que, igual que las vacunas fuera de calendario, la niña no necesita para nada. Y yo tengo que meter un bote en su mochila cada fin de semana, porque nunca me los manda de vuelta, ni tampoco siguen en su casa cuando vuelve la niña.

En definitiva, necesito que quiera y cuide a nuestros hijos.

 

Mi ex usa a mis hijos para hacerme sufrir

 

No entiendo por qué le cuesta tanto ni qué tipo de placer obtiene comportándose así.

Solo sé cómo lo paso yo cuando llega la Navidad y no puedo hablar con mis niños porque no me coge el teléfono. Cuando mi cumpleaños cae en un día que están con él y no me felicitan porque ‘a papá se le estropeó el móvil y no te pudimos llamar’. O cuando me paso un mes en verano casi sin saber nada de ellos. Sin saber si lo están pasando bien o si se pasan el día encerrados en el apartamento al que se van los tres cuando los tiene, porque en la casa que comparte con su mujer y sus hijos pequeños no caben todos.

Solo sé lo que me duele cuando la niña me trae un dibujo escondido en la mochila porque ‘es que si papá ve que hago cosas para ti se enfada’. O que el mayor llegue desolado y enfadado conmigo porque papá no ha podido llevarle al partido y yo no quise hacerlo porque ya había hecho planes con un amigo y no me venía bien.

 

Encima yo soy gilipollas y lo cubro.

Me invento excusas, lo justifico, me callo y me guardo para mí toda esta mierda que me va a acabar con la salud.

 

Anónimo

 

Envíanos tus vivencias a [email protected]

 

Imagen destacada de Alex Smith en Pexels