Quizás no sabes lo que es el pegging, bueno, te informo: El término pegging se refiere a la práctica sexual en la que una mujer penetra analmente a un hombre empleando una prótesis que usualmente va sujeta en el pubis por medio de un arnés de cintura.

Lo que se conoce vulgarmente como: que una mujer te de por culo con un dildo.

Yo nunca había pensado que el pegging se incluiría en nuestra rutina sexual, pero así ha sucedido y estoy encantada.

Mi chico, como muchos otros, siempre coqueteaba con la idea de follarme el anito. Primero frotaba su pene por la zona cuando estaba a 4 patas y después ya empezó a decir alto y claro «Me pondría mil darte por culo» Yo, que ya lo había probado y lo había odiado, siempre le decía lo mismo: “Cuando tú me dejes follártelo a ti, yo te dejo que me lo folles a mí”

Y un día, de una forma un tanto sorprendente mi chico dijo “trato hecho”. Vamos, imaginaros las ganas que tenía de probar el sexo anal que el tío me cedió su culo a cambio del mío.

Bueno, el caso, que yo pensaba que no iba a suceder nunca. Que esto era lo típico que se dice pero no se hace, hasta que un día mi chico llega a casa con un arnés y una polla de plástico.

La verdad es que yo ya le había comido el culo varias veces y le había gustado, así que empecé con eso y seguí con un dedo.

Cuando empecé a meterle un dedo mientras le echaba lubricante, mi chico empezó a masturbarse y enserio te digo, que yo jamás había visto a un hombre gemir de placer tan fuerte y escandalosamente.

Yo miraba a mi chico y veía que estaba en la puta gloria, así que me puse el arnés, él se dio la vuelta, se puso a 4 patas y empecé a penetrarle muy despacito y con MUCHO lubricante mientras él se masturbaba.

En serio chicas, increíble lo mucho que estaba gozando. Bueno, gozaba él y gozaba yo. Eso de tener el control, sentir cómo penetras a tu pareja y sentirte una empotradora no tiene precio. Una vez que pruebas ese poder, no lo quieres dejar.

Probamos varios ritmos de penetración, pero a mi chico lo que más le gustó fue cuando le penetraba lento pero duro y profundo. Eyaculó bastante rápido, pero me pidió que siguiera. No se le bajó la erección y yo seguí follándomelo hasta que volvió a eyacular de nuevo y DE NUEVO.

¡Lo nunca visto!

Mi chico era de los de “Espera, dame un descanso que me acabo de correr”. Pero la primera vez que hicimos pegging, se corrió 3 veces, así, como si la lefa fuera gratis.

Le gustó tanto que se olvidó completamente de nuestro trato y pasó de follarme el anito a mí.

Desde aquel día solemos hacer pegging de vez en cuando y me encanta ver cómo mi chico disfruta tanto con el estímulo anal. A mí me encanta sentirme poderosa, agarrando a mi chico por la cadera y follándomelo lento y profundo, no sabéis lo muchísimo que me excita hacérselo. Vamos, que a veces me da para masturbarme de mientras y acabamos los dos pegándonos unas corridas escandalosas.

Me parece magnífico que podamos hacer pegging sin caer en estereotipos ni dobles raseros. Muchos chicos están completamente cerrados a la idea, porque tienen miedo a que les guste.

Menuda tontería de verdad. Menudos son los problemas de primer mundo de mierder, que una práctica sexual te guste demasiado. Anda no me jodas…

Me encanta que mi chico sea tan libre sexualmente, porque a mí también me permite serlo.

Nos dejamos de chorradas y buscamos los horizontes de nuestro placer. Y créeme si te digo, que el pegging le lleva al límite del suyo.

Anónimo

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