Dramamá: Mi hija quiere cambiarse de familia

 

Hace tiempo que lo venía sospechando, pero el otro día me lo dijo a la cara y sin paños calientes: Mi hija quiere cambiarse de familia.

Mi niña pequeña, de cuatro añitos de edad, quiere irse a vivir con los vecinos de enfrente. Puedo contarlo haciendo chistes si hace falta, pero una parte de mí se está meciendo en una esquinita oscura. Porque, joder, duele. Que la llevé cuarenta y una semanas dentro. La amamanté con no poco sufrimiento, la acuné millones de horas, me quedé sentada a su lado hasta que se durmiera durante meses… y sé que ella no pidió nacer ni nada de eso, pero, coño, un poquito de por favor. Un poquito de consideración para con sus padres no estaría nada mal.

Pero nada, a la enana le da todo igual. Ella quiere mudarse al otro lado de la calle, a la casa en la que viven los padres que ella hubiera escogido y el mellizo que nunca tuvo.

Dramamá: Mi hija quiere cambiarse de familia
Foto de Vlada Karpovich en Pexels

De alguna manera puedo entenderlo. A mí también me caen bien. Ella y el vecinito nacieron con días de diferencia, por lo que se están criando juntos. Se ven a diario, juegan juntos todos los días en la calle o en los parques de la zona. Ahora también van al mismo colegio, en la misma clase. Además, seamos francos, mi vecina es muy guay. Es divertida, se tira en el suelo con ellos. No grita. No manda recoger todo el rato. Ni se pone de los nervios a la mínima, como otras…

Puede que incluso a mí me gustara ser su hija.

 

Dramamá: Mi hija quiere cambiarse de familia

 

Sin embargo, con eso y todo, me duele el corazón cuando voy a buscar a mi niña a su casa porque han estado allí esa tarde, y ella me la monta porque no se quiere ir. Pero no porque no quiera dejar de jugar con su amiguito, sino porque allí es más feliz que en su propia casa. Allí la mamá es mejor, la cena es mejor, los juguetes son mejores. Si hasta las verduras son mejores si las cocina su no-madre. Me duele cuando me pregunta si se puede quedar a dormir. Me mata cuando, como el otro día, me pide que la deje mudarse con ellos. Dice que nos quiere mucho y que nos echará de menos, pero que va a estar muy bien y que nos vendrá a visitar todos los días un ratito.

Dramamá: Mi hija quiere cambiarse de familia
Foto de Vlada Karpovich en Pexels

A veces me siento tentada de dejarla probar un fin de semana, a ver qué tal se daba la cosa. Pero no se me ocurre hacerlo porque la prueba en finde no me vale. Tendría que ser entre semana, con sus líos para bañarse, las protestas a la hora de irse a la cama y lo que hay que hacer para levantarla en hora para ir a clase. No sé, lo mismo ni con esas. Así que mejor no me arriesgo, no vaya a ser que me salga el tiro por la culata.

 

Dramamá: Mi hija quiere cambiarse de familia

 

Seguiré explicándole que sus papás somos nosotros y que es lo que hay. Y supongo que ella seguirá intentándolo y repitiéndonos eso de que tal vez la cigüeña se equivocó de puerta. Aaauuch.

En fin, hay que joderse.

¿Alguien más a quien sus hijos querrían cambiar por otra? ¿Es una fase? ¿Se supera?

 

Anónimo

 

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