Ey girls! A sabiendas de que en esta comunidad de gordibuenas, de no tan gordis y no tan buenas (muahaha) se permite y se respeta a todo tipo de personas, (cosa que me parece lo más genial del mundo mundial) vengo a contaros mi historia como flaquibuena (¿puedo utilizar ese término?), donde no todo es tan bonito como parece.

Os cuento un poco para adentraros en los submundos de mi vida como persona delgada de toda la vida y digo DELGADA, no de cuerpo perfecto, ni de persona con problemas de alimentación, sino DELGADA.  Sé que estar delgada debido a los cánones de belleza que vemos en las modelos y tal está bien visto, pero JA! Me rio yo del cuerpo perfecto!

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Siempre he sido delgada de toda la vida, de pequeña lo era, de adolescente y ahora casi con 30 tacos lo sigo siendo (OMG!). Mi metabolismo no me permite coger peso fácilmente, de hecho, como digo yo, se me caen los kilos mientras que voy andando. Y muchas pensaréis:  ¡qué suerte! (lo digo basándome en un porcentaje de personas que me han podido decir eso) pero… ¡en absoluto! Y ahora os voy a contar algunas situaciones con las que he tenido que mediar durante mi vida de flaquibuena y lo entenderéis todo, encended el lado humorístico de vuestro cerebro y… ¡ahí van!:

  • PERSONAS QUE SE CREEN CON LA LIBERTAD DE OPINAR SOBRE TU CUERPO.

Esto es mi situación favorita, por lo que he decidido empezar con ella. Se supone que tú a una persona no le puedes decir, “oye! Come un poquito menos que has cogido peso!” peeero, ¿qué pasa cuando eres delgada y además por cualquier circunstancia de la vida has perdido peso? Que tienes que aguantar comentarios como: “come un poquito más”, “como sigas así vas a desaparecer” “comete una onza de chocolate al día ya verás como engordas” y un sinfín de comentarios originales que podría compartir con vosotras. Mi preferido es: ¡qué asco me das! (creo que no me han dicho nada más bonito en mi vida).

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  • ¡TODO TE QUEDA BIEN!

Ja! Me rio yo del “todo te queda bien”. No nos engañemos, lo que nos venden por la tele y en las revistas de que a las delgadas nos queda bien todo, es ¡MENTIRA! (el photoshop hace mucho). Yo, desde mi experiencia, puedo decir, que como todo hijo de vecino, hay cosas que me quedan bien y cosas que no, cosas que me favorecen y cosas que me quedan como el mismísimo culo. ¿Leggings? No, gracias!

  • CUANDO ENCONTRAR UNOS PANTALONES SE CONVIERTE EN MISIÓN IMPOSIBLE.

Recuerdo mi adolescencia, cuando buscaba entre los pantalones con mega campanas de Bershka la talla 32 y oye! No una 32 cualquiera, tenía que ser una talla 32 PEQUEÑA.  Por suerte esa etapa pasó y llegué a tener una talla 36 (era tan feliiiiiiz), pero en mi vida siempre ha estado el truco de ponerme leggings (si, para esto uso los leggings) debajo de los pantalones para rellenarlos, para ocultar las piernecitas de gorrión y ¿por qué no decirlo? Para qué me quedaran mejor los vaqueros.  Sin esas bolsas horrorosas, sin el culo colgón y sin arrugas en las rodillas. Ahora que me encuentro en una talla 34, me cuesta encontrar pantalones. Bien de piernas y de cintura grande, la cintura bien y bolsas en las ingles, culo colgón y cintura medio que… todas las opciones posibles las vivo yo cada vez que busco un pantalón. ¡GENIAAALLLL!

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  • UNA PESADILLA LLAMADA: BIKINI

Me gustaría a mí saber a quién se le ocurrió la ESTUPENDISIMA idea (nótese la ironía) de vender los bikinis con la parte de abajo y la parte de arriba con la misma talla, ¿A QUIÉN? He aquí el problema de las que somos delgadas y tenemos pecho, o me compro una talla 34 y hago topless directamente (porque a ver donde meto yo mi delantera en una 34), o me compro una 40 y comparto el bikini de abajo con una amiga a cada lado. Gracias a Dios, hay sitios en los que los venden separados (thanks god!), pero aún así os hablaré del verdadero problema que encuentro al ponerme un bikini: ¡SE ME AHUECA! Si señoras, cuando me tumbo boca arriba en la toalla tan pichi, como cualquier otra playera, gracias a mis queridos huesos de la cadera se me ve todo el chirri, sisi, el CHIRRI. Los huesos hacen un efecto tienda de campaña monísimo. Si me despisto y no pongo la mano encima del bikini le alegro el verano al playero que tengo detrás.

  • ¿DIETA TÚ? ¿PARA QUÉ?

Cuando por estar delgada todo el mundo piensa que no comes de nada, que te da asco todo, que nada más comes lechuga y pollo a la plancha, ¡MEEEEE! ¡ERROR! Como de todo, todito, todo, pero no engordo ni a la de 3. Y si le preguntáis a cualquier dietista, os dirá que coger peso, es mucho más difícil que perderlo, que bien, ¿no? ¡ME ENCANTA MI VIIIIIIIDA! Y ¡Ojo! No puedes permitirte no cenar un día porque no te apetezca un carajo, nooo! Porque sino ya tienes ahí comentarios para una semana. “Claro, si es que no cenas… normal que no cojas peso!” prrrrffffff! Y aquí viene lo bueno, cuando los demás de repente se creen endocrinos y deciden que debes comer para engordar: come helado ahora en verano, ¡ya verás como engordas! Que sí, que sí, y  rebozaré las lentejas a ver si siguiendo tus consejos tan saludables cojo 200 gramos por lo menos. 

En fin, espero que os haya gustado mi historia de flaquibuena, a veces ponerle un poco de humor a las cosas ayuda a sobrellevarlas mucho mejor! Y un consejo, cuando veáis a esa amiga delgada, flaquibuena, no le hagáis comentarios sobre su peso, creo que os lo agradecerá.

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Autor: Irene