Nos conocimos en Badoo hace ocho años, al principio no me hacía mucho tilín pero en aquella época los consejos de mi madre eran oro y ella me dijo que me dejara querer. Yo cada vez estaba más a gusto con él, me hacía reír, era muy majo, nos lo pasábamos bien en general, por lo que me empezó a gustar mucho y cada vez quedábamos más. Hasta el punto de que para cuando me quise dar cuenta ya estaba más pillada que Mónica Hoyos por Carlos Lozano.

Primero tengo que aclarar que las palabras minusválido y discapacitado no me gustan ni un pelo, aunque se usen y sean correctas no creo que las personas que tienen esa consideración valgan menos o estén menos capacitados que nadie.

Seguimos. Cuando llevábamos quedando un mes más o menos, le dije para venir una tarde a mi casa porque estaba libre y así como que no quiere la cosa me empezó a contar que si no puede conducir, que si ve mal, que si era afiliado a la ONCE. Sinceramente yo no le di mayor importancia porque para empezar yo no notaba nada raro y para seguir no pensaba que íbamos a estar juntos tanto tiempo. A medida que iba avanzando la etapa de conocerse me daba más información sobre el tema hasta que un día me dijo que le gustaba mucho y que creía que ambos nos estábamos pillando, y a continuación algo como: “Pero mi enfermedad es una realidad, hoy me arreglo bien, mañana no sé. Tengo muchísima probabilidad de quedarme ciego, así que si no quieres seguir conociéndome es el momento, no pasa nada, lo entiendo.” A ver, yo la verdad es que no veía nada raro en él y por mucho que me dijera eso es que no se le notaba. Así que le dije que me daba igual, que me gustaba y quería seguir.

Los meses pasaban y cada vez mejor, al mismo tiempo y al pasar tantas horas juntos sí empecé a ver detalles en los que al principio no me fijaba: cuando un programa que daban en la tele le interesaba lo veía sentado al lado de ella y no desde el sofá, contaba el dinero tocándolo con las manos, su habitación estaba superbien iluminada…  

La relación iba viento en popa, a mí familia no le hacia mucha gracia el tema de la vista pero al final lo terminaron aceptando y queriéndole como uno más. Nosotros seguíamos a lo nuestro, él me enseñaba todo lo que yo no sabía (que era más bien todo lo que hay que saber), había tenido un par de relaciones anteriores que habían terminado medio mal y estaba un poco desconfiado, así que los dos teníamos nuestros miedos: yo nunca había tenido una relación “seria”, estaba descubriendo el sexo como quien dice, le veía muy poco inocente para lo inocentona que era yo; y él tenía ese no sé qué de que le habían sido infiel y la cosilla de que me arrepintiese de seguir por el tema de la vista. Pero bueno, ahí seguíamos celebrando mes tras mes más contentos e ilusionados que un niño la mañana de Navidad.

A día de hoy, seguimos juntos, vivimos juntos. Después de los años ha perdido más vista y cada vez necesita más ayuda: que si el chivato de los semáforos, que si pegatinas en el microondas para saber donde están los botones… Sigue siendo una persona autónoma, a primera vista sigue sin notársele, no lleva bastón. Aun así, cada día trabajando por seguir siéndolo, por mejorar y aprender cosas nuevas y que si algún día se apaga la luz no nos pille de sorpresa.

Sigo tan enamorada de él como al principio, o no, mucho más. No tengo ni la menor duda de que es el amor de mi vida y de que quiero compartirla con él. Actualmente tengo 26 años, le conocí con 17, como he dicho no he estado con nadie más ni tampoco es algo que me cause curiosidad. Las cosas que me apetecen probar las pruebo con él, me hace feliz en todos los sentidos aunque también tengamos nuestras diferencias. Tengo el mismo miedo que él a que un día ya no me vea, tengo miedo de que llegue a olvidarse de mi cara o que no vea crecer a nuestros futuros hijos. Y me jode mucho,  que no vea el mundo con los mismos colores y detalles que yo, que no pueda ir al cine y ver una peli en 3D, que la gente sea tan hija de puta como para ir a comprar un cupón y de paso intentar engañarle.

Es una persona sensacional: detallista, inteligente, divertida, trabajadora, que cada día lucha igual que cualquier otro por cumplir sus sueños y es muy capaz de hacerlo.

Sabed que el amor está por encima de muchas cosas, hay que atreverse, ver lo positivo, ver la oportunidad de ser feliz con alguien que igual no es tu prototipo, ni lo que tu siempre has tenido en mente. Yo no soñaba con conocer a un hombre con baja visión, pero hacerlo ha convertido mi vida en un sueño.

 

Irene M. Alonso

 

Foto destacada de Shutterstock