Hace nada me pasó, tuve un ataque de ansiedad que me paralizó el cuerpo, me desperté y no me podía mover de la cama, me costaba respirar, el mundo se me venía encima, mi cuerpo era mi propia cárcel. En lugar de llamar a mi jefe y contarle lo que me estaba pasando le mentí y le dije que tenía una gastroenteritis.

Y es que cualquier excusa es muchísimo mejor que decirle a mi jefe que tienes la ansiedad por las nubes, que el estrés te está comiendo por dentro o que vives acompañada de una depresión que poco a poco te está deteriorando. Conociéndole, cualquier cosa como diarrea, gripes con fiebre o torcedura de tobillo; cualquier cosa antes que confesar que tu cabeza no se encuentra en su mejor momento.

Sinceramente, ya está bien.

Ya está bien de menospreciar la salud mental, de no creer que sea motivo suficiente, de no entender que puede llegar a ser mucho más cruel que el dolor físico.

Esta sociedad tiene arraigada en el imaginario la estampa de una persona con depresión tirada en el sofá, con el Netflix puesto y comiendo chetos pandilla; claro, ¿cómo un jefe va a permitir que un trabajador no acuda a desempeñar sus labores porque está triste? Ahí está el problema: en creer que ‘estar triste’ es una elección, en hablar de la psicología como algo menor, en no hacer un esfuerzo por entender que no todos funcionamos igual y hay personas que sufren enfermedades que van más allá del cuerpo.

Normalicemos de una vez por todas ir a terapia, priorizar nuestra salud mental y dejar de caer en los estereotipos manidos que relacionan el malestar emocional con la vagancia, la pereza o la creencia de que es algo que depende única y exclusivamente de uno mismo.

Poco a poco avanzamos hacia un mundo en el que ir al psicólogo es muestra de amor propio, hablar de la ansiedad no es un tabú y reconocer que no estamos en nuestro mejor momento ya no es un completo horror (dependiendo del círculo social). Lo estamos consiguiendo, pasito a pasito, así que sigamos en la lucha y la visibilización. Desde WLS lo tenemos claro: si te quieres te cuidas, en todas las parcelas de tu ser.