Mi madre acaba de fallecer y yo me siento la peor hija del mundo

 

No me he atrevido a confesarle esto a nadie, pero quiero hacerlo aquí porque me está comiendo por dentro. No busco aprobación, ni siquiera comprensión. Creo que lo único que quiero es dejarlo salir de alguna manera, para ver si liberándolo soy capaz de manejarlo.

No tengo la esperanza de que nadie me entienda, porque ni yo misma lo consigo.

Lo que me ocurre es que mi madre acaba de fallecer y yo me siento la peor hija del mundo.

Eso es lo que debo ser. La peor hija, por no decir directamente la peor persona del mundo.

Así me siento, porque, por encima de la pena, el dolor y la añoranza, la emoción que predomina es la del alivio.

Siento un alivio muy grande, demasiado para ser normal.

Mi madre acaba de fallecer y yo me siento la peor hija del mundo
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En gran parte, por ella, porque ha sido una enfermedad muy larga, porque hace años que dejó de ser ella misma y porque no paró de sufrir hasta el final.

Pero, hay otra parte: La del alivio que su fallecimiento me ha supuesto a mí.

Juro que no era consciente de lo que me pesaba mi labor de cuidadora. Yo decidí que se viniera a vivir a mi casa. Yo decidí dejar de trabajar para estar junto a ella.

Lo hice todo de forma voluntaria y con la mejor de las intenciones. No se trató de necesidad ni de no tener otras opciones, sino de que me pareció lo más lógico, natural y lo mejor que podía hacer por la persona que me dio la vida, que me crio, me educó y me dio todo su amor.

 

Mi madre acaba de fallecer y yo me siento la peor hija del mundo

 

Y, ahora que mi madre ya no está, la echo muchísimo de menos, obvio. No obstante, de pronto también siento que un nuevo abanico de opciones se ha abierto ante mí.

Ahora puedo hacer un montón de cosas que hace un tiempo me fueron vetadas por completo.

Me levanto cada mañana con una sensación parecida a la que experimentaba cuando trabajaba y había un festivo entre semana. Puedo salir a cualquier hora, puedo apuntarme a clases de algo, puedo quedarme en la cama sin más.

Puedo hacerlo todo, puedo hacer nada en absoluto.

Mi madre acaba de fallecer y yo me siento la peor hija del mundo
Foto de Victor L. en Pexels

Contemplo mis opciones, intento hacer planes… y me golpean los remordimientos.

No sé hasta qué punto es normal o no, hasta qué punto debería pensar en este presente y futuro alternativos que, aunque sabía que algún día llegarían, no me había parado a hacerme a la idea.

Así que me encuentro en un momento triste, raro e incierto y solo puedo pensar que no está bien. Ella debería seguir en esa habitación que ayer imaginé vaciar y redecorar. Yo debería seguir a su lado, disfrutando de esos pocos momentos de lucidez que le sobrevenían de vez en cuando.

Sin embargo, aquí estoy, reconcomiéndome y pasándolo mal por partida doble. Porque mi madre ya no está y porque no lo estoy llevando tan mal como se supone que debería.

 

Anónimo

 

 

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