Mi primer día de la Madre como viudo

(Relato escrito por una colaboradora basado en la historia real de un lector)

 

Nunca pensé que ella me fuera a faltar.

Jamás imaginé que me dejaría, y mucho menos tan pronto. Como casi todo el mundo, pequé de ingenuo, creía que esas cosas solo le pasaban a los demás. Me resistí incluso cuando ya estaba enferma y nadie nos daba esperanza. Creo que no lo acepté del todo hasta que se fue, hasta que le dije adiós cuando ella ya no podía responder.

Y de pronto se había ido. Pese a los horribles meses de preaviso, su ausencia me pillaba de nuevas. Con el pie cambiado y sin saber qué hacer. Y con dos hijos que acababan de perder a su madre y que necesitaban un padre que se mantuviera de una pieza.

Mi primer día de la Madre como viudo
Foto de Andrea Piacquadio en Pexels

Nuestros hijos tienen 14 y 12 años. Edades suficientes para entender lo que ha pasado, insuficientes para tener las herramientas con las que gestionar el dolor, quizá. Yo tengo casi 50 y no estoy seguro de tenerlas. No sé cómo manejar el dolor y la pena, cómo van a saberlo ellos. Aunque quizá esté equivocado, porque con el paso de los meses he ido comprobando que parecían estar más enteros que yo. No están bien, por descontado, pero han conseguido exteriorizar y canalizar sus sentimientos de un modo admirable. Pese a que añoran a su madre y a que están mal, han estado peor. Lo veo yo, lo ve la terapeuta del mayor y lo ven sus profesores. Lo cual me tranquiliza y me ayuda a seguir intentando alcanzar su mismo nivel de aceptación.

 

Mi primer día de la Madre como viudo

 

Como con todo, hay días mejores y días peores. Y, conforme se acercaba el día de la madre, los míos empezaron a ser más de los segundos que de los primeros. Porque, poco más de seis meses después de su fallecimiento, este iba a ser mi primer día de la Madre como viudo. Temía por mí, pero temía sobre todo por mis hijos. Por cómo lo encararían ellos. Porque sé que todos serán duros de aquí en adelante, y que ese sería el peor. Tal vez no tenga sentido, la echamos de menos las 24 horas del día de los 7 días de la semana. Sin embargo, es inevitable que su ausencia se note más en un día en el que se conmemora la figura de la madre. Al igual que ocurrirá con su cumpleaños y otras fiestas familiares, entiendo que mis hijos sufrirán especialmente en esas jornadas.

Mi primer día de la Madre como viudo
Foto de Jonas Mohamadi en Pexels

Y puede que no hiciera lo correcto, que incluso lo hiciera peor, pero fue lo que se me ocurrió. Con el mejor de los ánimos posibles, fuimos a llevar sus flores favoritas al cementerio. Allí les conté a mis hijos las anécdotas más bonitas y divertidas de los inicios en la maternidad de mi mujer. Tardé una semana en recopilar lo que pretendía que fuera un post-it y terminó siendo un par de folios por los dos lados. Luego fuimos a comer al restaurante en el que celebramos el mismo día del año anterior y que había seleccionado ella porque se lo habían recomendado mucho. No logré recordar si le había gustado o no, solo que le apetecía comer allí y que lo habíamos pasado bien. Y que fue la última salida familiar sin dieta especial, náuseas ni cansancio extremo.

 

Mi primer día de la Madre como viudo

 

Por la tarde vimos todos los vídeos que encontré en los que ella salía contenta y feliz, cada uno seleccionó una foto de ella para imprimir y poner en un marco que ya había comprado. Hablamos de ella durante horas. No sé cómo nos apañamos, pero no lloramos ni nos quedamos en un silencio incómodo ni nos aislamos los unos de los otros.

Ahora pienso si no hice lo que necesitaba yo, en lugar de lo que necesitaban ellos.

En cualquier caso, creo que no les ha hecho daño. Y a mí me ha hecho mucho bien.

 

Alfonso

 

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