Mi primera vez con el sexo anal, os lo cuento.

Tuve sexo anal por primera vez con 26 años. He estado con varias parejas pero nunca surgió, no nos apetecía o simplemente era algo que no nos planteábamos. Después de dejarlo con mi tercer novio me enrollé con un amigo, fue una noche muy guay y llena de sorpresas agradables. Entonces fue cuando me lo propuso: ¿te apetece tener sexo anal? Le dije que nunca antes lo había probado pero que sí, me apetecía. Le di unas indicaciones de cómo quería que fuese para que me sintiese más a gusto, utilizamos un buen lubricante específico para la zona y estuvo un rato preparando el área, masajeándome y tratándome con mucho amor.

Aquí es cuando viene la parte grotesca.

Por supuesto, que esta historia no os sirva para asustaros si nunca lo habéis probado y os apetece, lo que me pasó es totalmente normal, lo que pasa es que hay que tener cuidado, lubricar bastante la zona e ir despacito. 

Empezó a metérmela de forma suave, y cuando llevábamos unos minutos así, de repente me sentí fenomenal, me estaba encantando, no me dolía nada. Aunque al principio se sintiera raro porque parece literalmente que estás haciendo caca y quieres expulsar eso que entra, si te dejas llevar es una maravilla, al menos yo lo sentí así. Total, que me emocioné y le pedí que fuera más rápido. Y más y más. Y más fuerte. De repente estaba yo ahí, con la cara pegada al colchón, gimiendo cual perra en celo y gozándolo de la hostia. Cual fue nuestra sorpresa que de repente nos apartamos y estaba toda la sábana llenita de sangre. Pero llena nivel el ascensor de El Resplandor. Jesús, eso era la Matanza de Texas, por hacer otro símil con una película de terror.

¿Y qué pasó? Pues que el ano es un agujero que Dios puso para ser utilizado de salida, ir en el sentido contrario puede traer inconvenientes si no se realiza bien. Simplemente se crean pequeñas rupturas en los vasos sanguíneos. Por lo general se cura solo, pero si persiste a lo largo de los días es conveniente consultar a un ginecólogo. Pero claro, yo, al ser mi primera vez, no sabía nada de esto. Me vi bañada en mi propia sangre (que al principio pensé que era suya) pero sin ningún dolor, todo muy extraño. En seguida nos fuimos a lavar, recogimos las sábanas y nos echamos unas risas después del susto, pero nunca pensé que podría sangrar tanto por el ano. 

Desde entonces, si me apetece practicar sexo oral, me aseguro de ir muy despacio, total se disfruta igual, y me aseguro de no forzar la zona.

Te falta perreo