Hola bonitas, tal y como leeis en el título, mi suegra me regala ropa que no me cabe ni en el gemelo.

Después de varios años de lidiar con personas gordofóbicas, todos sabemos como funcionan sus mentes y el tipo de artimañas que utilizan para hacernos sentir mal con nuestro cuerpo.

Yo crecí en una familia gordofóbica y sufrí mucho en mi adolescencia y en mi vida adulta. Cuando salí de ese ambiente me prometí no volver a dejarme tratar así. Pero como el destino siempre nos guarda las mejores sorpresas, a mí me ha vuelto a tocar.

Mi suegra es una mujer la mar de maja, si no fuera porque a mí me pone para comer verdura hervida y me regala ropa de 3 tallas menores a la mía para que adelgace.

No os voy a engañar, a mí jamás me ha dicho verbalmente que estoy gorda, ni me ha preguntado a ver cuando voy a empezar una dieta.

Las cosas como son: nunca ha hecho ningún comentario acerca de mi físico, ni me mira con mala cara. La verdad es que tenemos una convivencia guay y cordial.

Y bueno, la verdad es que no le veo mucho, suelo verla 1 vez cada 3 meses cuando solemos ir a comer a su casa para que su hijo (mi novio) pase tiempo con sus padres.

Pero desde las primeras Navidades que pasé en casa de mi novio, hace 5 años, todas las Navidades me han regalado ropa de la talla S o talla M. 

Y nenas, no se trata de una confusión, yo soy una chica de 1.80 m y es muy obvio que mi talla dista mucho de una M.

Las primeras veces hice el típico comentario de «Muchas gracias, eso sí, no sé como me lo voy a poner, esto es muy pequeño para mí». A lo que mi suegra me contesta «Bueno, pues te lo pones cuando adelgaces».

Entiendo que muchas veces con las tallas no se atina y mi abuela era parecida, me regalaba ropa más grande por si engordaba. Que las mujeres mayores te regales ropa que no te vas a poner ahora es como un habitual. Pero lo de mi suegra es un acto gordofóbico en toda regla.

¿Cómo estoy tan segura? Por que cada vez que vamos a su casa, a mi plato solo cae verdura hervida. Los demás suelen comer o paella, o cocido o lo que toque. Pero a mí, mi suegra querida solo me pone verdura, si sal sin vida y sin alegría.

Yo he hablado mucho con mi pareja sobre esto y creo que él ha hablado con su madre. Pero ya sabéis como son las señoras de esta edad, creen que lo saben todo y que hacen todo de la mejor manera posible, así que no hay manera alguna de que deje de discriminarme.

Por lo que he decidido darle a probar de su propia medicina.

Mi suegra lleva fumando desde que es adolescente, tiene muy poquita capacidad pulmonar y toda la familia continuamente le insiste y le pide que deje de fumar. Pero como buena señora de su tiempo que es, no hace ni puto caso.

Bueno, pues dentro de dos semanas será su cumpleaños y le he comprado un libro de autoayuda para dejar de fumar y unos parches de nicotina. No sé si pillará el mensaje o no, pero al menos seguro que siente lo mismo que siento yo cada vez que abro sus regalos.

Y si no pilla el mensaje, para las próximas navidades le compraré una caja bien grande de chicles de nicotina y otros sustitutivos.

Estoy comprometida a salvar la salud de mi suegra, aún en contra de su voluntad. Estoy comprometida a incomodarla, mientras ella siga discriminandome con sus gestos gordofóbicos del carajo

 

Anónimo

 

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