Mis amigas van por el cuarto hijo: ¿cómo lo hacen?

 

No lo entiendo. Es que, a decir verdad, no entiendo cómo no nos hemos extinguido. No me malinterpretes, adoro a mi hija, pero la maternidad es dura. Idealizarla es autoengañarnos y hacer sentir culpable a las “madres reales”, que a veces necesitan encerrarse en el baño a llorar. Mis amigas tienen la capacidad de verla como un juego que disfrutan y que no quieren que acabe nunca. Yo no veo el momento de enviar a mi hija a estudiar en un país extranjero (es brooma). 

No hay dos sin tres, pero… ¿sin cuatro?

En mi grupo de amigas, la que no tiene cuatro hijos está buscando el cuarto. Yo tuve una y me planté. Es más, las veces que he tenido algún retraso de la regla, aunque fuese biológicamente imposible, me he creído la Virgen María y he hecho un drama de días. 

Un embarazo lleno de sustos, un parto largo en el que fui víctima de violencia obstétrica, una lactancia dolorosa y fallida, una depresión postparto… A día de hoy, tres años después de todo aquello, sigo viéndole más cosas malas que buenas a ser madre. Mi corazoncito no aguanta que mi hija se juegue la vida con cada paso que da: “Uy, qué cerca ha pasado de esa esquina de la mesa”, “no te metas eso en la boca”, “cuidado con la puerta y los dedos”. ¿Te imaginas esa tensión por cuatro? Yo no. 

Ni Marie Kondo ni métodos milagrosos 

Con respecto a la organización del hogar, me han comentado que han tirado la toalla. Ellas aceptan que su casa es territorio bélico y que lo mismo hay mocos en los cristales como un perro de La Patrulla Canina en el sofá. Son conscientes de que, si Sanidad entra a su casa, no pasarían la inspección, pero lo llevan bien. 

En mi caso particular, tener la casa tirada me afecta muchísimo a la salud mental. Necesito tener limpia y ordenada cada estancia porque me vuelvo insoportable. 

Heredar y salir poco, la clave económica

Lo sorprendente es que ninguna es millonaria. Todas trabajan, al igual que sus maridos, pero no son las Kardashian. ¿El truco? Apuntarse a mil y un grupos de Telegram con ofertas y estar a la caída de los mejores descuentos. Sus hijos heredan ropa y juguetes, no solo entre ellos, sino de sus primos y amigos. Sobre los regalos, fomentan mucho la elaboración de manualidades en familia y un regalo por niño y fiesta. Tampoco son de salir a comer fuera, sino de noches de cine y pizza casera. Fomentan mucho los juegos de mesa y los planes hogareños, como karaokes. 

Sí que es verdad que nosotros no paramos. Nos encanta ir al cine o comer fuera. Y, en las fiestas, tiramos la casa por la ventana. Tenemos una y, según mis amigas, gastamos por cuatro. 

Pero siguen siendo cuatro coles, cuatro comedores, cuatro pasajes de avión cuando te vayas vacaciones, un coche de siete plazas… Uff, ¡qué va! 

Es fundamental la ayuda de la familia

Quizá es la realidad que echa el freno de mano a mi idea de tener más de un hijo. El papel de los abuelos y/o tíos es fundamental en las vidas de mis amigas. Nuestros padres están separados, cada uno hace su vida y no tienen interés en formar parte de la nueva; yo soy hija única, mi marido no se habla con su hermano. En resumen, estamos solos. Teletrabajamos y la peque aún no va al cole. Tener a una niña 24/7 con nosotros es el mejor anticonceptivo que he tenido en mi vida. 

Por el contrario, mis amigas siempre tienen encalomados a los críos. Si no son unos abuelos, son otros, son sus hermanos, una prima u otra amiga con más niños. La cuestión es que la ayuda externa les da aire fresco. 

 

Para mí cuatro hijos me bajarían a mínimos la calidad de vida, pero a ellas les aumenta. Cada familia es un mundo, cada persona tiene sus prioridades y tan válido es no querer hijos, plantarte con uno o tener la ilusión de montarte un equipo de fútbol sala. ¿Y tú? ¿Cómo te organizas? 

 

Anónimo

 

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