Existe una subespecie biológica que demuestra que eso a lo que llaman progreso social se hará realidad cuando consigamos que las voluntades individuales de algunos dejen de pensar y actuar como egos machistas. Después de darle muchas vueltas, creo firmemente que nos encontramos ante el eslabón perdido entre los homínidos y los seres humanos: los «machitos al volante» (subespecie que, afortunadamente, no aglutina a todo el género masculino).

Da igual cómo lo hagas. Da igual que conduzcas bien, mal o regular, porque siempre, SIEMPRE, te vas a encontrar con alguno de estos «machitos al volante» que te diga eso de «mujer tenías que ser» si, por lo que sea, te despistas y coges mal una rotonda, tardas un poquito en aparcar o calas porque no le tienes pillado el punto al embrague del buga de tus padres; porque claro, (modo irónico on) ellos son unos ases de la conducción y jamás de los jamases hacen nada mal. ¿Sabéis por donde me paso una chorrada tan grande? Pues sí, por el mismísimo coño.

Janet-Leigh

No miento si os digo que este tipo de hombres sacan mi yo más macarra y, aunque no soluciona nada, en cuanto se me presenta la más mínima oportunidad disfruto llamándoles todo lo que se me pasa por la cabeza. Pero, sinceramente, lo que más me gusta es mencionar el tamaño de su pequeño y sagrado pene. Tiene que ser pequeño y tienen que estar muy acomplejados porque si no, no entiendo nada. Se que es ponerme a su nivel y que eso no está bien, pero parece que no entienden otro lenguaje y yo no soy muy de quedarme callada. Es que vamos a ver, ¿quién le ha dicho a estos machotes de los cojones que tienen exclusividad en eso del buen conducir y, lo que es peor, por qué tienen la necesidad de insultar e increpar en clave de género solo para intentar quedar por encima? ¿No se dan cuenta que lo único que consiguen es dar mucho asco? Siento que mi tono sea un pelín agresivo, pero os juro que me sacan de mis casillas.

Existe una película italiana de 1963 que se llama «Peligro, mujeres al volante». Vale, han pasado 50 años, pero, ¡oh, sorpresa!, te das cuenta de que las cosas no han cambiado tanto cuando decides meter en Google las tres palabras mágicas: «mujeres-al-volante» y aparece una lista de videos simpáticamente machistas con la palabra peligro en el título, además de la gran cantidad de memes graciosetes que te encuentras normalmente en la red. Ojito, que estamos en el año 2015 y seguimos en las mismas, para que luego nos vengan con la falacia de que cada vez hay menos diferencias entre hombres y mujeres y que eso de los micromachismos no existe. Fascinante.

Lynda-Carter-Deflects-Bullets-With-Ease-While-Being-Attacked-On-The-Wonder-Woman-TV-Show

La última vez que tuve uno de estos encuentros en la tercera fase fue hace un par de meses. Medio minuto en doble fila con el warning puesto fue suficiente para alterar al conductor de un todoterreno. El fulano en cuestión me dedicó unos adjetivos preciosos (gorda -¡aha! muy observador-, fea, subnormal…) y se volvía loco porque yo, mientras tanto, le mandaba besis y sonreía. Entonces llegó el momento del MUJER-TENÍAS-QUE-SER y la que se volvió loca fui yo. Puedo llegar a tolerar el insulto personal (que tampoco tiene ningún sentido) pero me niego a aguantar semejante descalificativo por el simple hecho de tener vagina porque eso, amigas, es violencia contra la mujer.